El gobierno de Japón flexibilizó el martes las normas de comercio de equipamiento militar para permitir la exportación de unos aviones de combate de última generación que está desarrollando conjuntamente con Reino Unido e Italia.
Hasta ahora, la legislación nipona prohibía la exportación
de equipamiento militar a terceros países, aunque en los últimos años se habían
producido algunas excepciones.
El cambio obedece al desarrollo de estos cazas de combate de
última generación que deben estar listos para 2035.
"El plan de fabricar aviones de combate con capacidades
esenciales para la seguridad de nuestra nación debe cumplirse para garantizar
que las defensas de nuestra nación no se verán comprometidas", dijo a la
prensa el portavoz gubernamental Yoshimasa Hayashi.
"Necesitamos un sistema que nos permita transferir
equipos de defensa a países distintos de nuestros socios y contribuir de igual
manera que el Reino Unido e Italia", agregó.
Las restricciones
Los aviones solo podrán venderse a países no implicados en
conflictos activos y que hayan firmado compromisos internacionales para usar el
armamento de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas. Además, cada
exportación necesitará la aprobación del gobierno, dijo Hayashi.
La Constitución vigente en Japón desde el fin de la Segunda
Guerra Mundial limita las funciones de su ejército a un papel defensivo.
Sin embargo, en los últimos años el país ha dado un impulso
a su política de seguridad y aprobó elevar su gasto militar al 2% de su PIB
para 2027.
El gobierno japonés trabaja con los de Italia y Reino Unido
en el desarrollo de un avión de combate que sustituya a su anticuada flota de
cazas F-2 y a los Eurofighter Typhoon, utilizados por ambos ejércitos europeos.
Japón, que ya estaba trabajando en un diseño propio que se
llamaría F-X, acordó en diciembre de 2022 fusionarlo con un programa
británico-italiano denominado Tempest. El proyecto conjunto, conocido como
Global Combat Air Program, tiene su sede en el Reino Unido y
aún no ha anunciado un nuevo nombre para su diseño.
Japón espera que el nuevo avión ofrezca mejores capacidades
de detección y sigilo en medio de las crecientes tensiones en la región,
dándole una ventaja tecnológica frente a sus rivales regionales, China y Rusia.
Agencias
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