En medio de la campaña de inmunización anticovid que avanza
con lentitud, la oferta ilegal de vacunas privadas en el país crece entre
estafas y sospechas de tráfico o contrabando de dosis. Hay al menos 17
denuncias de embustes y de cuatro de inoculaciones irregulares en diferentes
ciudades.
“Esta vacuna es legal. Las dosis ya están en aduanas. Llegan
con las del Gobierno. Sólo estamos esperando que nos den la autorización para
el carnet de vacunación... tenemos gente en el Ministerio de Salud. No son las
chinas, son las de Moderna”, afirma un ofertante de supuestas vacunas privadas
contra la Covid-19 contactado por Página
Siete.
Los interesados llegan a esta persona por información que circula entre conocidos. “La importadora que las trae es una de las
más grandes”, dice el vendedor. Apenas despertaría dudas si no fuera que si se
le llama de La Paz dice que la proveedora está en Cochabamba y si se llama de
allá indica que está en La Paz.
Hace unas semanas, la Policía Boliviana y el Viceministerio de Defensa al
Consumidor realizaron un operativo conjunto en un inmueble de la zona de Villa Fátima, que funcionaba como
clínica para legrados ilegales y clandestinos. Una vez en el lugar, verificaron
que en uno de los ambientes había frascos de supuestas vacunas anti-Covid que ya habían sido
administradas.
De inmediato, se abrió una investigación por presunto
tráfico de vacunas en la sede de Gobierno, que se extendió a Cochabamba y Santa
Cruz, donde se registraron denuncias de
casos similares. La Policía maneja tres
hipótesis: que hubo una sustracción de
los fármacos de los depósitos de un servicio departamental de salud o de un establecimiento de seguridad social;
que hay comercialización de otro tipo de reactivo, lo que pone en riesgo la
vida de la población; o que sea
contrabando.
“Nos preocupa enormemente este tema porque no sabemos si
estas vacunas son originales, si son truchas o si se está internando al país
vacunas por contrabando”, dijo el viceministro de Defensa de los Derechos del
Usuario y Consumidor, Jorge Silva.
Desde el inicio de la pandemia, las redes sociales se han
convertido en un mercado negro de fármacos relacionados al tratamiento del
coronavirus. La venta de inoculadores no
escapa a esta situación.
El comandante de la Policía, Jhonny Aguilera, manifestó que
hasta la semana pasada se habían
recibido unas 17 denuncias por estafas relacionadas a la venta de vacunas. Explicó que en la mayoría de los
casos las víctimas se contactaban con los supuestos vendedores mediante las
redes sociales. Para acceder a las dosis se debía realizar un depósito de hasta 240 dólares. Pero una vez
que se hacía el pago el vendedor desaparecía.
“Nosotros no somos como los estafadores, no te voy a pedir el depósito ahora, sino cuando te toque tu turno. Te avisaremos junto
a los otros interesados dónde se hará la
vacunación y ese rato ustedes se hacen la prueba Elisa para ver si no tienen el
virus y con eso recién harán el depósito. Ese momento te pasaremos el número de
cuenta, para que te voy a dar ahora”, afirma el supuesto proveedor contactado por Página Siete.
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