Dependiendo de la lupa con que se mire, unos creen que ganaron
cómodamente las elecciones subnacionales –los oficialistas–; y otros –las
diversas oposiciones– creen que el MAS se ha debilitado y aunque tiene más
alcaldes tiene menor apoyo en los grandes centros que concentran el 70% de la
población. Pero creo que el análisis debe ir más allá del número de gobernaciones
y municipios. Tiene que ver con la orientación de las gestiones, con las
características de las políticas públicas y con los fines que tienen las
autoridades, más aún a pocos días de la segunda vuelta.
En general, las autoridades departamentales y municipales del MAS, han
sido puestas en las listas por ser obedientes y serviles al “centralismo
democrático” de su partido, se han caracterizado por seguir un modelo
centralista, en el que las políticas locales se definen en el gabinete
ministerial o en una pequeña cúpula, cuyas acciones tienen dos claros
objetivos: generar apoyos para reproducir el poder y/o hacer negocios lícitos e
ilícitos para beneficio particular, aprovechando su posición de autoridad.
Gobernadores, asambleístas, alcaldes y concejales tomaron ese ejemplo y
los recursos públicos fueron, son y serán siendo utilizados para uno de esos
fines o para ambos, para lo que intervienen otras instancias controladas
también por el MAS, como las empresas públicas, los grandes elefantes blancos,
el Fondo Indígena o el “Evo Cumple”, etc.
Los gobiernos subnacionales del MAS, en general –siempre hay
excepciones–, fueron ineficientes y mediocres y después de casi tres lustros en
el poder y con bonanza, no cambiaron la situación de la población de sus
departamentos y municipios, que, en términos de desarrollo, siguen como estaban
antes de que el MAS llegue al poder.
En general, las organizaciones políticas de oposición tampoco se han
caracterizado por elegir candidatos por sus habilidades en la gestión pública,
y muchos alcaldes y varios gobernadores, han terminado cogobernando con el MAS
para evitar que los saboteen o para hacerse parte de los negocios. Hay otros
que llegaron con el mismo propósito del MAS –como José María Leyes–, y la mayoría
han enfrentado limitaciones en la gestión por los recortes presupuestarios que
año tras año les hizo el centralismo a las entidades territoriales “autónomas”.
Después de los casos “Porvenir” y “Terrorismo”, las oposiciones
abandonaron la bandera de la autonomía y olvidaron la necesidad de un nuevo
pacto fiscal. Ya pasó casi una década del último censo de población, sin
redistribución de recursos, que gradualmente se centralizan MÁS. Olvidaron que
la descentralización es para hacer un mejor uso de los recursos públicos y dar
mejor vida a la población, no para recuperar territorialmente el país del
proyecto totalitario del MAS.
Haya ganado el MAS o las oposiciones, son autonomías chutas, tuteladas,
mientras el centralismo avanza campante.
En ese contexto, vamos a la segunda vuelta por gobernador en cuatro
departamentos, todos con puestos de frontera por donde pasa el contrabando –sea
de gasolina o de comestibles–, de autos chutos que luego se “regularizan”, por
donde pasa la coca –procesada o sin procesar–, se hace trata personas y tráfico
de armas y de órganos, por eso algunas gobernaciones cobran mayor importancia.
Creo que los botines más importantes para la ilegalidad, son dos: Pando
y Tarija ¿Por qué? Porque son rutas del narcotráfico y todo lo que conlleva. Tú
dirás con tu voto, si quieres una autoridad que promueva esas actividades, que
mire al costado, o que le ponga freno.
La autora es analista política
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