El País
Los datos del INE hablan de un desempleo superior al 8% en
el departamento de Tarija, donde la pobreza extrema también se ha acentuado
producto de las crisis económicas y sanitarias
Después de una campaña electoral en el que el desempleo en
Tarija se ha puesto en el centro del debate y ya con los datos del 2020 sobre
la mesa, el ejecutivo de Óscar Montes, que todavía guarda en reserva el nombre
de quienes le acompañarán en el próximo gabinete para la etapa de 2021 – 2026,
empieza a delinear planes que permitan abordar la situación en Tarija.
En este sentido, los datos del Instituto Nacional de
Estadística (INE) tanto en la proyección poblacional como en el dato del
desempleo, estima que en Tarija hay unas 390.000 personas económicamente
activas, de las que el 8,8 por ciento, es decir, unas 34.000 no tendrían
trabajo ni siquiera en régimen de supervivencia.
La pobreza en Tarija
El escenario planteado por la alianza Unidos en su programa
electoral revela los desafíos que tiene por delante para la legislatura 2021 –
2026, donde el problema no solo es el desempleo, sino también la precariedad
laboral.
La estimación poblacional del Instituto Nacional de
Estadística (INE) para este 2021 calcula 591.828 personas residentes en todo el
departamento de Tarija, si bien hay discrepancias respecto a la evolución del
padrón y otros factores, como la propia crisis económica que atraviesa el
departamento, que corrigen esas proyecciones realizadas en base al censo de
2012.
Del total y según la estadística del INE, para 2019 se
estimaba un 37 por ciento viviendo por debajo del índice de pobreza, la crisis
política de finales de ese año y el efecto de la pandemia del año siguiente advierte
de que el cálculo puede ser demasiado optimista.
En cualquier caso y siguiendo las proyecciones del INE, en
Tarija, en 2020, se estimaron 246.156 ciudadanos viviendo por debajo de la
línea de la pobreza – con un valor de la canasta de necesidades de 1.048
bolivianos – y de ellas, casi 100.000 viven en la pobreza extrema – con un
valor de la canasta de 508 bolivianos.
El desempleo
Las fórmulas empleadas por el Instituto Nacional de
Estadística para hacer seguimiento del empleo en los departamentos del país lo
hacen complejo, ya que no desagrega datos salvo por los departamentos del eje.
En cualquier caso, al último trimestre de 2020 se estimaban un 66,7% de la
población económicamente activa, de las que el 8,8% son desempleadas.
Extrapolando la información a la población estimada por el
INE, en Tarija hay hoy por hoy 389.400 personas económicamente activas, de las
que 34.267 no tienen trabajo.
El incremento es de 2,7 puntos respecto a finales de 2019,
sin embargo, todavía está en fórmula de cálculo el total de subempleo oculto en
la estadística del INE, puesto que la pandemia ha destruido mucho empleo formal
– señala la Federación de Empresarios y la Central Obrera – y se ha constituido
en empleo informal.
En el programa de Unidos recuerdan que en el censo de 2012
se señalaba que, del 100 por ciento de la población económicamente activa, el
42,5 por ciento eran trabajadores por cuenta propia – desde peones a
consultores – y el 37,3 por ciento son trabajadores o empleados dependientes.
Por sectores, el 28,8% son campesinos; el 21,9% gremiales;
el 13,8% obreros de la construcción; el 11,3% funcionarios públicos; el 9,4%
pertenecen al sector industrial y el 8,8% al Transporte.
El mal del empleo juvenil
De acuerdo al reportaje “Jóvenes: entre el desempleo y la precariedad
laboral” publicado por el periodista experto en economía Huáscar Salazar en el
suplemento La Billetera de este medio en el mes de febrero, los jóvenes son el
sector peor parado de entre la población económicamente activa.
El reportaje se basa en una reciente publicación del Centro
de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), elaborado por el
investigador, Bruno Rojas Callejas, aporta un revelador análisis sobre la
situación laboral de los jóvenes en Bolivia.
Un mercado laboral que relega a los jóvenes
En el estudio, denominado: “Busco y no encuentro. El
desempleo juvenil en Bolivia”, Rojas señala que ya de por sí el mercado laboral
boliviano está altamente precarizado. Para el año 2019 el 69% de los trabajos
en el sector formal eran precarios, mientras que en el sector informal urbano
la precariedad alcanzaba a 97% de los empleos. También llama la atención cómo,
en las ciudades capitales, el 30,7% de los empleos eran catalogados como
precarios extremos.
En el caso de los jóvenes (entre 15 y 24 años), llama la
atención como el 98,4% del trabajo urbano era considerado como precario en
2019. De ese porcentaje, un 27,4% era precario moderado, mientras un 71% era
precario extremo. Es llamativo como el porcentaje de jóvenes con trabajos de precariedad
extrema se incrementó en más de dos puntos porcentuales entre 2014 y 2019,
Según el analista: “una marcada tendencia a destacar y que
explica la precariedad de los trabajos de los jóvenes es su mayor inserción en
el sector informal urbano, la que podría denominarse como la informalización
laboral de los jóvenes, concomitante con un rasgo estructural del mercado
laboral urbano boliviano cual es la consolidación de una estructura ocupacional
basada en la informalización del trabajo que se caracteriza esencialmente por
su precariedad extrema”.
Unidos y sus compromisos con el empleo
Sobre todo, en la campaña de la segunda vuelta, el hoy
gobernador electo Óscar Montes volcó sus promesas hacia lo laboral, en parte
para competir con la propuesta de bonos que realizó su contrincante.
Si bien Montes comprometió “cerrar la unidad de
licitaciones”, entendiendo que el departamento vive un momento de crisis fiscal
con pocos ingresos, y en su programa contempla la aplicación de un plan de
austeridad, que necesariamente se traduce en recorte de puestos de trabajo de
la administración, sus promesas pasan por incentivar fundamentalmente el empleo
privado y a los emprendedores.
En promesas concretas y accionadas desde el sector público,
Montes ha hablado de reactivar el Plan de Empleo Urgente para mujeres madres
solteras con salarios de “hasta 2.000 bolivianos” sin dar datos del alcance
real.
Para la juventud también ha hablado del programa “Mi primer
empleo”, en línea con los planteamientos del PNUD en este sentido, y también ha
hablado de un “Programa de Jóvenes Emprendedores” y también de un programa de
asistencias técnicas para apoyar al agro en el departamento de Tarija.
Además, en Empleo plantea la implementación del programa “Mi
Propio Negocio” con financiamiento para nuevos emprendimientos.
En el programa también plantea la creación de una Bolsa de
Trabajo que relacione la oferta con la demanda de empleo además de un programa
de capacitación, práctica profesional y contrato laboral mediante convenios con
Universidades e Institutos.
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