Las cuentas personales en redes sociales se convirtieron en el escenario de pelea entre el presidente Luis Arce y su antecesor Evo Morales. Ambos elevaron el tono de las acusaciones al referirse a la insurrección militar que se produjo en plaza Murillo el 26 de junio pasado.
“Evo Morales, ¡no te equivoques una vez más! Claramente lo
que ocurrió el 26 de junio fue un Golpe Militar fallido. ¡No te pongas del lado
del fascismo que niega lo ocurrido! Los responsables que buscaron tomar el
poder por las armas, están siendo procesados y serán juzgados”. El mensaje se
publicó en la cuenta personal del actual presidente @LuchoXBolivia.
De esta manera, respondía al posteo que realizó con
anterioridad Morales.
De ese modo, politizan los sucesos del 26 de junio, cuando
el general Juan José Zúñiga y un grupo de militares irrumpieron en la plaza
Murillo. El evismo asegura que todo fue una farsa; mientras que el arcismo
pretende que se trató de un intento de golpe de estado que fue desbaratado.
En su mensaje, morales reitera la posición expresada en su
programa de radio semanal. Tachó a Arce de "mentir al pueblo boliviano y
al mundo". Además, pide "una investigación completa e
independiente" para conocer la verdad de este hecho".
En el mismo texto, Morales pide "disculpas a la
comunidad internacional por la alarma generada".
Los extraños sucesos antes, durante y después de esos hechos
llevaron a dudar del episodio. El 26 de junio antes de la aprehensión del
general Juan José Zúñiga en el Estado Mayor de Ejército, los líderes políticos
en su conjunto condenaron lo que consideraban un golpe de estado y reflejaron
su posición de ese modo.
26 de junio
Evo Morales había convocado a la huelga general indefinida y
al bloqueo de caminos; condenó la movilización militar y llamó a la comunidad
internacional a pronunciarse por lo que consideraba un “golpe de estado”.
El propio alcalde de La Paz, Iván Arias, estuvo presente en
los primeros momentos de la toma de plaza Murillo. “Repudiamos la
insubordinación del general Zúñiga quien al ingresar armado a Palacio de
Gobierno, está atentando contra la democracia”, escribiría en su cuenta X.
Lo propio sucedió con el expresidente, Jorge Tuto Quiroga,
quien también condenó la invasión militar, aunque responsabilizó de todo a los
gobiernos de Evo Morales y Luis Arce.
Su colega expresidente, Carlos Mesa también condenó la
insurrección militar. “El mandato del actual gobierno debe concluir el 8 de
noviembre de 2025. Cualquier intento como este no es otra cosa que un golpe de
Estado”, escribió.
Sin embargo, a las 20:00 aproximadamente, cuando Zúñiga fue
aprehendido al salir de sus oficinas logró hablar ante los medios de
comunicación. En ese momento señaló que fue orden presidencial trasladar los
vehículos blindados y movilizar tropas. Esa declaración hizo volar por los
aires la tesis del Gobierno que decía que se trató de un “golpe fallido”.
Desde ese momento cambió la precepción de los propios
políticos, quienes habían condenado las acciones de Zúñiga y pedían el respeto
a la Constitución. En los días sucesivos el descrédito de esos hechos fue en
ascenso.
Los funcionarios públicos, que ese día fueron a plaza
Murillo, denunciaron que fue una orden para todos estar en el lugar del conflicto,
la instrucción, dijeron, vino inmediatamente después de que Zúñiga cerrara el
centro político del país. La molestia era evidente porque dijeron que podía
suceder cualquier cosa, pero ellos deberían estar en el lugar.
El Deber
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