En la morgue del hospital Nasser, en Gaza, un médico forense examina un cuerpo, le hace una foto y anota su nombre y el lugar del bombardeo en el que murió. Un procedimiento destinado a registrar los «mártires» de la guerra entre Hamás e Israel.
«Entre medianoche y mediodía, 17 mártires y otros 5 muertos,
fallecidos por causas naturales, llegaron aquí», dice a la AFP el doctor Nahed
Abu Taaema, director del hospital Nasser de Jan Yunes, en el sur de la Franja
de Gaza.
En su computadora, muestra un programa en el que los
«mártires», como se designa a los palestinos muertos en el contexto del
conflicto con Israel, son registrados en una pestaña específica. El resto de
decesos se anotan en otra carpeta.
«El médico forense redacta un informe completo, lo sella y
lo envía a la oficina de gestión de pacientes, que se encarga de meter la
información en una base de datos informatizada conectada con el Ministerio de
Salud», explica.
Ese ministerio, dependiente del gobierno del movimiento
islamista Hamás, en el poder en Gaza, publicó el 26 de octubre una lista de
casi 7.000 palestinos muertos desde que empezó la guerra con Israel, el 7 de
octubre.
Hospital Nasser cuenta atrocidades de Israel
El ministerio pretendía probar su credibilidad después de
que el presidente estadounidense, Joe Biden, firme apoyo de Israel, pusiera en
entredicho los balances de muertos palestinos comunicados por las autoridades
de Hamás.
La guerra entre Israel y Hamás se desencadenó tras el
sangriento ataque cometido por el movimiento islamista en suelo israelí el 7 de
octubre, que dejó más de 1.400 muertos, mayoritariamente civiles, según las
autoridades.
En la Franja de Gaza, más de 8.300 personas murieron hasta
ahora en los bombardeos de represalia de Israel, según las autoridades gazatíes
Los empleados de la oficina de gestión de pacientes rellenan
una ficha con los detalles de cada «mártir» y luego meten los datos en la base
informatizada, señalan los forenses.
«Las personas fallecidas por causas naturales no son
transferidas a la morgue para ser examinadas, salvo si la muerte parece
sospechosa», indica Abu Taaema.
“Me derrumbé”
Algunas víctimas son registradas como «desconocidas» después
de que se constate su deceso, y sus fichas se actualizan más tarde, tras la
identificación del cuerpo.
Para Rizeq Abu Rok, un conductor de ambulancia de la Media
Luna Roja palestina, de 24 años, transportar a los muertos y heridos en
bombardeos hacia el hospital Nasser se ha vuelto una rutina desde que empezó la
guerra.
Pero nada, ni siquiera el hecho de codearse con la muerte
cada día, podía prepararlo para el horror que vivió, según cuenta, el 22 de
octubre.
Tras recibir el aviso de un bombardeo en una cafetería en
Jan Yunes, Abu Rok se precipitó con su ambulancia con el miedo metido en el
cuerpo, sabiendo que su padre, Wael Abu Rok, de 48 años, se encontraba allí con
varios familiares más.
«Estaba convencido de que iba a evacuar los cuerpos de gente
muy querida», dice. Al llegar al café, tuvo que atender a un herido grave y
practicarle los primeros auxilios antes de llevarlo al hospital Nasser»,
relató.
«Al llegar, corrí al servicio de urgencias, donde vi a mi
padre. Había sido alcanzado en la cabeza. Inmediatamente comprendí que estaba
muerto», cuenta, emocionado. «Me derrumbé y perdí los nervios. Los enfermeros
me llevaron fuera para tranquilizarme».
Cuando recuperó la compostura, regresó a urgencias para
averiguar si otros parientes o allegados habían muerto.
«Los encontré, uno tras otro, Ajnad, Jamal y Talal Abu Rok;
Mohammad Abu Rjeileh y Ahmad Qodeih. Todos muertos en el café, con otras diez
personas», afirma.
Sus cuerpos fueron transferidos a la morgue para ser
examinados por el forense. El macabro recuento del hospital Nasser sigue
creciendo.
Agencias
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