La crisis económica en Bolivia, marcada por la escasez de dólares y el encarecimiento de productos importados, también golpea al bolsillo de las madres. En Tarija, una de las ciudades más afectadas por el alza de precios en productos básicos, el costo de los pañales desechables, toallitas húmedas y otros insumos para recién nacidos ha subido de forma considerable, convirtiendo la maternidad en un desafío aún más costoso.
Andreinna Araoz, propietaria de la pañalera “Cigüeña”, con
más de diez años de trayectoria en el mercado tarijeño, explica que por mucho
tiempo mantuvieron los precios estables, pero que recientemente se vieron
obligados a realizar incrementos debido al aumento del dólar y los problemas en
las importaciones.
“El precio de los pañales subió en promedio 10 a 15
bolivianos. No quisimos hacerlo de golpe, lo hicimos de forma paulatina y
avisando a las mamás para que se mentalicen”, relata.
La vendedora explica que, aunque los pañales son una
necesidad básica, cada vez más madres optan por productos más económicos,
incluso si eso implica menor calidad. También comenta que ante el ajuste de
presupuesto de las familias, han comenzado a vender pañales sueltos, para
adaptarse a la economía de cada clienta.
“Muchas ya no compran marcas como Huggies por su precio
elevado. En nuestro caso ofrecemos alternativas como el pañal Lukita, que es
importado, de buena calidad y más accesible”, explica Andreina.
Además de los pañales, otros artículos para el cuidado del
bebé también se han encarecido. “Todo ha subido, chupones, mamaderas, fórmulas,
suplementos. Las mamás hacen un gran esfuerzo, pero la situación ya es
insostenible. Algunas nos cuentan que tienen que priorizar entre comprar
pañales o leche”, comenta otra vendedora con preocupación.
Por su parte, Gabriela, madre de dos hijos, afirma que el
costo de tener un bebé ha cambiado drásticamente en comparación con hace unos
años. “Antes un paquete grande de pañales me costaba 60 bolivianos, ahora está
por encima de 90. Y si tu bebé es alérgico a ciertas marcas, se complica más
porque los dermatológicamente recomendados son los más caros”, dice.
Gabriela también señala que incluso recurrir a pañales de
tela, como en el pasado, ya no es una solución viable por la falta de tiempo y
recursos.
Ante esta situación, tanto comerciantes como madres
coinciden en que la crisis económica ha afectado fuertemente la crianza y el
cuidado infantil. “Escuché incluso que muchas parejas ya no quieren tener
hijos, no porque no quieran, sino por la crisis y porque un bebé demanda
mucho”, concluye Andreinna.
-Cada vez hay menos nacimientos en Bolivia-
La tendencia a tener menos hijos en Bolivia se confirma con
los datos del Censo de Población y Vivienda 2024 y la Encuesta de Demografía y
Salud (EDSA) realizada en 2023. Según el Instituto Nacional de Estadística
(INE), actualmente las mujeres bolivianas tienen en promedio solo 2,1 hijos,
marcando una drástica caída respecto a décadas anteriores.
El director del INE, Humberto Arandia, explicó que esta
cifra representa un cambio profundo en la estructura demográfica del país.
“Cada mujer en los años 60 y 70 tenía un promedio de 7,7 hijos. En los 80,
cinco hijos; en los 90, 3,5 hijos. En 2016 el promedio era de 2,9, y ahora es
de 2,1”, detalló. Esta cifra se aproxima a la llamada “tasa de reemplazo
poblacional”, lo que implica que la cantidad de nacimientos apenas alcanza para
reemplazar a los padres.
Además, se ha registrado un cambio importante en la edad en
la que las mujeres deciden ser madres. “Antes los hijos se tenían a temprana
edad, ahora se los tiene en promedio después de los 30 años”, indicó Arandia.
Esta modificación en el comportamiento reproductivo está
relacionada con factores económicos, sociales y culturales, como el aumento del
costo de vida, la búsqueda de estabilidad laboral y la postergación de la
maternidad.
Los datos del INE complementan lo que comerciantes y madres
ya perciben a diario; en ciudades como Tarija, cada vez hay menos recién
nacidos y las familias reducen la cantidad de hijos por razones económicas. La
crianza se ha vuelto costosa, y la planificación familiar parece ser ahora una
necesidad más que una opción.
El País
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