Este 11 de octubre, en conmemoración del Día de la Mujer Boliviana, se pone en evidencia la brecha de desventaja que afecta a las mujeres en el país, especialmente en los ámbitos laboral, económico y político. A pesar de los avances en materia de derechos y la implementación de normativas para promover la equidad de género, la mujer boliviana sigue enfrentando desafíos estructurales que limitan su desarrollo y oportunidades.
El último informe de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), titulado "Panorama Laboral 2023 de América Latina y el
Caribe", revela que Bolivia sigue liderando el trabajo informal en la
región. Durante el tercer trimestre de 2023, se registró que el 80,8% de los
trabajadores bolivianos se encontraba en condiciones de informalidad, superando
ampliamente el promedio regional del 48%. Esta realidad tiene un impacto más
negativo sobre las mujeres.
Según las cifras del informe, el 83% de las mujeres en
Bolivia se encuentran empleadas en trabajos informales, una tasa superior al
78% de los hombres. Esta diferencia de género convierte a Bolivia en el país
con los índices de informalidad laboral más altos de la región para ambos
sexos. Estos datos reflejan que las mujeres no solo tienen mayor presencia en
trabajos precarios, sino que también enfrentan menores niveles de protección
social, acceso a beneficios laborales y estabilidad económica.
Desempleo y brecha salarial
El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en su
boletín "Bolivia: Cifras de la mujer", ofrece un panorama similar
sobre las dificultades que enfrenta la población femenina. Según este
documento, la tasa de desocupación urbana en Bolivia fue notablemente mayor
entre las mujeres (4,47%) en comparación con los hombres (3,09%) hasta junio de
2024. Esto evidencia una situación de vulnerabilidad para las mujeres en el
mercado laboral formal.
Además, la brecha salarial entre hombres y mujeres ha
empeorado en los últimos años. El IBCE informa que la diferencia en los
salarios del sector privado pasó de un 3% en 2005 a un 9% en la última gestión.
Este incremento en la desigualdad salarial refleja las barreras que las mujeres
continúan enfrentando para alcanzar la igualdad de condiciones en el mundo del
trabajo, a pesar de los esfuerzos legislativos por promover la equidad.
Las cifras reveladas por la OIT e ILOSTAT, el principal
organismo de estadísticas laborales, señalan que la proporción de ocupación
informal en las mujeres es del 86,5%, mientras que en los hombres es del 82,7%.
La realidad es que, en términos económicos, las mujeres tienen menores
ingresos, menos acceso a trabajos formales y prestaciones sociales, y mayores
dificultades para lograr su autonomía económica.
Ámbito político
En el ámbito político, la situación no es muy distinta.
Aunque Bolivia ha implementado un marco normativo que promueve la equidad de
género en los cargos públicos, de cierto modo esto se intenta cumplir en los
niveles legislativos, pero la realidad es que la mayoría de los cargos
ejecutivos y de decisión son ocupados por hombres. A pesar de los avances hacia
la paridad en el Parlamento, los puestos de alta dirección, que en muchos casos
son designados, siguen estando en su mayoría en manos masculinas.
Gestión empresarial
El 25% de las empresas grandes de Bolivia tiene a una mujer
como máxima autoridad, según un estudio de Fundación Iguales, que muestra que
la desigualdad de género es una realidad innegable en la gestión empresarial.
Ante esta situación, ven necesaria la promoción de entornos más inclusivos,
para lo cual se pueden efectuar distintas acciones.
La investigación de Iguales, realizada en empresas grandes y
medianas de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, revela también que, si bien existe
un grado de participación femenina en los directorios empresariales, “ésta aún
es muy incipiente” y deja en evidencia la necesidad de implementar políticas
empresariales que estimulen la equidad de género.
Para ser más precisos, el 43% de los directorios no tienen
ninguna representación femenina, el 28% tiene una, el 14% tiene dos, el 7%
tiene tres y solo el 7% tiene cuatro directoras.
El documento indica también que, del total de empresas
grandes y medianas, el 33% cuenta con una mujer como máxima autoridad, lo que
se puede explicar con la brecha de género en el acceso a la educación superior
y a las condiciones de participación de las mujeres en el mercado laboral.
De acuerdo con Fundación Iguales, las gerentes o directoras
aportan una visión diversa, que es crucial para un mercado global, en el que
más del 80% de las decisiones de compra están influidas por las mujeres.
El País
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