El desborde del río Pilcomayo sigue causando estragos en las familias indígenas de la Región Autónoma del Chaco, que ahora deben lidiar con las enfermedades que acarrean la humedad y el agua estancada, como resfríos y casos de diarrea. A ello se suma la falta de alimento suficiente para los damnificados. Por lo que piden a las autoridades agilizar la ayuda humanitaria.
Luis Velázquez, capital grande del pueblo Weenhayek en
Yacuiba, indicó que la comunidad de D’orbigny ha sido una de las más afectada.
Sin embargo, recalcó que el desborde se registra desde San Antonio, en
Capararí, y también en Villa Montes, en La Victoria y Esmeralda.
“Hemos tenido varias reuniones para hacer conocer nuestra
situación a Defensa Civil y al Ministerio de Medio Ambiente y Agua, así como a
la Agencia Nacional de Vivienda, porque hay varias viviendas que se ha llevado
el río, ha arrasado”, aseguró.
Velázquez indicó que al menos un 80% de las familias que
vive a orillas del río Pilcomayo se ha visto afectada con la inundación.
Sobre la asistencia recibida, el capitán grande dijo que por
el momento Defensa Civil sólo distribuyó fideo y azúcar, alimento que no
alcanzó para todos los damnificados.
En cuanto a la atención médica, aseguró que es casi nula.
“Cuando hay humedad hay mosquitos y diferentes enfermedades, como resfríos,
diarreas y otras. Por esa razón, hemos solicitado al Ministerio de Salud que
envíe brigadas”, indicó, al asegurar que hasta el momento ni las brigadas
departamentales o regionales se han apersonado con esa asistencia.
Ganado perdido y defensivos colapsados
El desborde del río también arrastró ganado y animales
domésticos, dejando a muchas familias sin su principal fuente de sustento.
Gallinas, patos, cerdos y vacas fueron arrastrados por la corriente.
Además, los defensivos colapsaron debido a la falta de
mantenimiento. “Cada año la sedimentación del río crece y provoca estos
desbordes. Pero no hay apoyo de las autoridades. Dicen que no tienen maquinaria
ni recursos para reparar la infraestructura, aunque es su competencia”, indicó
Wilfredo Arias, presidente de la OTB de D’orbigny.
Si bien los municipios de la Región Autónoma del Chaco ya
fueron declarados como zona de desastre, la ayuda ha sido mínima. Hasta ahora,
Defensa Civil envió ocho toneladas de víveres, pero los afectados advierten que
esto no es suficiente.
“Necesitamos caminos para poder comprar alimentos y para que
entren ambulancias. También que se restablezcan el agua y la electricidad”,
enfatizó Arias.
Se espera que en los próximos días se declare desastre
departamental, ya que siete municipios han sido golpeados por inundaciones y
desbordes. La cifra de damnificados en Tarija ya supera las 2.800 familias,
según confirmó la Gobernación.
El País
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