AGENCIAS
Alemania, que era visto como ejemplo de gestión de la pandemia, ahora se refugia en una estricta cuarentena y el invierno se acerca.
Calles vacías, bares cerrados, encuentros de amigos postergados y oficina en casa si es posible. La imagen se repite en diversos puntos de Europa donde se han aprobado en estos días medidas más drásticas de distanciamiento para poner freno al descontrolado avance del coronavirus.
“Olviden los viajes que no son necesarios, las celebraciones que no son imprescindibles. Quédense en casa siempre que sea posible”, dijo ayer la canciller alemana Angela Merkel.
“Lo que sucederá en invierno, lo que sucederá en Navidad, se decidirá en los días y semanas venideros”, advirtió Merkel.
En una Europa que acumula más de 248 mil muertes y más de siete millones de contagios, Alemania era visto como un ejemplo de gestión de la pandemia para muchos vecinos, pero los rebrotes del virus han confirmado que no hay recetas mágicas ni fronteras que valgan.
El país ha registrado 7.830 casos de coronavirus en 24 horas, una cifra que no se vio ni siquiera en la primera ola de la pandemia, aunque en aquel momento no se realizaban tantos test de diagnóstico. Desde que la epidemia llegó al país han muerto 9.767 personas, 33 de ellas el viernes.
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