El gigante asiático es el país más perjudicado por los aranceles recién anunciados por EEUU, que suman un 34% de aranceles al 20% ya en vigor desde el mes pasado.
El delicado equilibrio entre las dos principales economías
del mundo parece amenazado por la guerra comercial abierta que Trump está
lanzando.
Pekín califica las medidas arancelarias de
"intimidación unilateral" e insta a Washington a sentarse de nuevo a
la mesa de negociaciones. De lo contrario, Pekín advierte que tomará las
contramedidas oportunas.
China acusa a EEUU de ignorar el equilibrio de intereses
logrado durante años de comercio y el hecho de que Estados Unidos haya obtenido
beneficios sustanciales del comercio internacional. "No hay ganadores en
una guerra comercial y el proteccionismo no conduce a ninguna parte",
declaró esta mañana el portavoz del Ministerio de Comercio.
Pekín se guarda las posibles represalias hasta que los
supuestos aranceles entren en vigor el 9 de abril, manteniendo su estrategia de
presión controlada, a través de aranceles específicos, o inclusión de empresas
en la Lista de Entidades No Confiables.
Mientras, en contraposición a las turbulencias en el
comercio global provocadas desde Washington, Pekín despliega una táctica de
atracción de empresas e inversiones, manteniendo reuniones al más alto nivel
con directivos de empresas extranjeras, entre ellas multinacionales
estadounidenses como Blackstone, Boeing y Apple.
Incluso, el propio presidente chino Xi Jinping ha enunciado
un nuevo lema en China: "Invertir en China es invertir en el futuro",
anunciando planes de mayor apertura del país y destacando la estabilidad del
país y que es el segundo mayor mercado de consumo del mundo, con el mayor grupo
poblacional de ingresos medios.
Por lo pronto, las exportaciones ya están notando el impacto
y se prevé una caída en la producción en las empresas chinas, lo que podría
desanimar al consumo interno que tanto está intentando incentivar el Gobierno
chino.
Para sumar tensiones a las relaciones bilaterales entre
ambos, la lista de países en los anuncios arancelarios de Trump incluía a
Taiwán, con una imposición del 32%. Considerar a Taiwán como país ha irritado
especialmente a Pekín en medio de las hostilidades con la isla que China
considera una región.
Ahora, las miradas se centran en Pekín para ver cómo
responde, no solo en los posibles aranceles de represalia, sino también en las
posibles políticas que cambien el actual desequilibrio del comercio
internacional.
Agencias
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