Las unidades educativas son semilleros de músicos. Ya son
cientos los que participan en los grupos que acompañan a las fraternidades
folclóricas, acontecimientos sociales y otros de la urbe yacuibeña.
Entre los músicos de las bandas que acompañan a las
fraternidades, y bandas musicales privadas sobresalen artistas muy jóvenes,
casi adolescentes, y hasta hay algunas agrupaciones formadas exclusivamente por
estos, tocando trompetas, trombones, tubas, clarinetes, bombos, tambores,
platillos y otros instrumentos.
Muchos de estos jóvenes son quienes en su vida colegial
optan por aprender música y enrolarse en las bandas de sus unidades educativas,
con un horizonte más amplio: saldrán bachilleres y músicos.
Mientras tanto, hacen marchar en los desfiles cívicos y
bailar en las fiestas folclórico-religiosas y, por si fuera poco, participan en
concursos intercolegiales de bandas, donde ponen a prueba toda su destreza
lograda en horas y horas de ensayos, durante meses y años, con la enseñanza de
sus profesores y destacados instructores.
Muchos de estos músicos jóvenes chaqueños, que pueden
ejecutar con la misma soltura una marcha, una cueca o chacarera, un tema de
rock o el último éxito pop internacional, como se escucha precisamente en los
concursos, se educan en colegios fiscales y de convenio de Yacuiba, donde la
enseñanza de música adquirió un nuevo sentido, que está más allá de solo
memorizar y cantar himnos.
PROYECTO EXITOSO
Empezar es difícil, pero con muchos ensayos se puede realizar
los proyectos que es a largo plazo. Son jóvenes que ahora sin estudiantes, y
pronto serán músicos que podrán cotar con un recurso económico, como parte de
sus ingresos de vida.
Como maestro, el proyecto se enmarca en la Ley Avelino
Siñani y Elizardo Pérez -vigente desde 2010-, que busca una educación
comunitaria y productiva. Sin duda, la normativa es importante, pero lo
destacable está en el empeño y la determinación de estos estudiantes para hacer
de la música su opción artística-productiva.
En la parte musical se ha podido producir talentos. Y muchos
de ellos, ya saliendo del colegio, pueden trabajar con la música y pagar los
gastos de sus estudios universitarios. Hay cada vez hay más profesores que
están haciendo esto (formando bandas en los colegios).
En muchas ocaciones, los integrantes de la banda han ido
pagando su propio instrumento, con lo ganado en las mismas tocadas que hacen.
Este maestro sostiene que el trabajo con los estudiantes
debe ser constante, porque, a medida que salen bachilleres, se van, y hay
nuevas generaciones.
Como maestro, sostengo que, por mi experiencia en varios
colegios, que he podido ver que los estudiantes se sienten atraídos por la
banda, pero su capacitación depende de la “dedicación y la constancia” que
ponen, además de los atributos musicales que puedan demostrar.
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