Las unidades educativas son semilleros de músicos. Ya son
cientos los que participan en los grupos que acompañan a las fraternidades
folclóricas, acontecimientos sociales y otros de la urbe yacuibeña.
Los estudiantes que aspiran a ser parte de las bandas de sus
colegios aprenden a leer música, lo que, sin duda, constituye un importante
logro, tomando en cuenta que también deben responder a otras materias.
Tocar en una banda demanda mucho esfuerzo, sobre todo es
respiración, diafragma. Los estudiantes leen música, primero se les enseña con
escalas simples y poco a poco aprenden a leer partituras, también llevan solfeo
y composición musical.
En Yacuiba, ya existen muchas bandas de música y mariachis
de jóvenes estudiantes de 18 años de edad que son directores de bandas.
“Somos 12, la mayoría somos jóvenes, solo hay dos mayores.
Tuvimos problemas con nuestro anterior director, pero ahora yo estoy a cargo de
los muchachos. Tengo 18 años recién cumplidos, pero tengo el coraje y el
carisma para dirigir una banda”, dice un ex alumno que aprendió a tocar
instrumentos en la unidad educativa y gracias a sus amigos que ya integraban
otras agrupaciones.
Este carismático director afirma que practican dos veces por
semana, en el barrio, y que la especialidad de este grupo es el caporal, tinkus
morenadas. “Lo que más practicamos es caporales, tinkus y morenadas y es lo que
mejor nos sale, por eso siempre estamos con este tipo de fraternidades”.
SEMIPROFESIONALES
Cuando preguntamos qué colegios tienen las mejores bandas
estudiantiles, en Yacuiba, la respuesta de profesores y estudiantes es unísona:
En primarias, Aroma, Club de Leones y Yacuiba. Sin embargo en secundaria están
Héroes del Chaco, Miguel Estenssoro, Manuel Belgrano entre otros.
Estas unidades educativas, desde hace varios años, compiten
en concursos locales y nacionales, disputándose siempre los primeros premios,
con colegios fiscales y privados de Yacuiba y otros departamentos.
Las bandas de estas unidades educativas superan la centena
de miembros cada una, cuentan con finos instrumentos, dotados por sus colegios
y en ocasiones comprados por los padres de los estudiantes, y su instrucción
musical es rigurosa, lo que les lleva a competir en la categoría
semiprofesional.
En la unidad educativa Regimiento Aroma, damos los primeros
pasos en la música, luego terminar la secundaria, algunos se profesionalizan y
también se van a otras bandas más grandes o a estudiar otra cosa en la
universidad, pero nunca se olvidan y vienen a visitarnos o para tocar con
nosotros.
La banda de música se constituye en una fuente de creación y
recursos para miles de jóvenes que del colegio dan su salto a la universidad,
con el respaldo económico que logran con las “tocadas”.
Lo indiscutible es que no hay fiesta que se precie de tal,
sin una banda, y con estos jóvenes hay banda para todos.
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