A pocas semanas de las fiestas de fin de año, la preocupación por el precio de la carne crece entre los vecinos de Tarija. Los productos cárnicos registran costos elevados en los mercados, una tendencia que podría intensificarse, cuando la demanda crece considerablemente. Sin embargo, más allá del encarecimiento, una duda se instala con fuerza, ¿quién controla el precio de la carne en la ciudad?
El escenario, según testimonios de productores, consumidores
y autoridades, parece desenvolverse sin una fiscalización clara, mientras cada
sector apunta a otro como responsable de la crisis.
La situación no es exclusiva de la región. A nivel nacional,
la Confederación Nacional de Trabajadores en Carne de Bolivia (Contracabol)
declaró estado de emergencia y exige una reunión con el presidente Rodrigo Paz.
Su principal preocupación es el anuncio del Gobierno sobre el aumento de
exportación de carne, que —según advierten— podría afectar el abastecimiento
interno y provocar mayores incrementos de precio.
Comer carne se ha vuelto un lujo
Desde la Federación Departamental de Juntas Vecinales
(Fedjuve), el malestar es evidente. Su presidente, Celestino Barro, indicó que
realizan operativos constantes en mercados donde han constatado que el precio
de la carne continúa elevado pese a los anuncios de abaratamiento del dólar y
la supuesta regularidad en el suministro de ganado.
“No puede ser que sigamos exportando carne mientras no
abastecemos el mercado interno. Se están cerrando carnicerías y la carne se ha
vuelto un lujo. Vamos a acompañar a los carniceros al detalle porque la
población no puede seguir pagando precios tan altos”, afirmó.
Barro añadió que coordinan acciones con la Conaljuve, que
alista una convocatoria nacional para reunirse en Santa Cruz —principal región
proveedora de ganado—, donde consideran que se origina la distorsión del
mercado.
Para el dirigente, el precio no solo es injustificado, sino
también contradictorio: “El dólar ha bajado y eso debería abaratar el costo del
producto cárnico. El Gobierno debe ejercer controles para garantizar el
abastecimiento interno”, dijo.
La Fedjuve también cuestiona la cantidad de intermediarios
entre ganaderos y consumidores. Aseguran que eliminar pasos en la cadena
permitiría precios más accesibles.
Los precios que golpean el bolsillo
El vicepresidente de la Fejuve, Rodrigo Castillo, coincidió
en que la carne se volvió inaccesible. Detalló que los precios en los mercados
van de 32 a 34 bolivianos el puchero, la carne molida a 55 bolivianos, carne
blanda entre 70 a 80 bolivianos, mientras que el pollo se consigue hasta en 28
bolivianos en algunos centros de abasto.
Castillo advirtió que han enviado una nueva carta al
presidente Paz alertando que “los bolivianos ya no pueden comer carne”. Para la
organización vecinal, esta situación también representa un riesgo para la salud
pública y la seguridad alimentaria.
El presidente de la Fejuve, Richard Oz de Vila, confirmó que
también enviaron una nota a la Defensoría del Pueblo pidiendo intervención,
además de una reiterativa al primer mandatario.
Ganaderos aseguran que el kilo vivo bajó
Las declaraciones de los vecinos contrastan con la versión
de los ganaderos. El presidente de la Federación Departamental de Ganaderos,
Richard Flores, explicó que en las últimas semanas incrementaron la cantidad de
ganado que llega al Matadero Municipal debido al suministro regular de
carburantes y a un mayor flujo de animales provenientes de Entre Ríos, Padcaya
y Bermejo.
Flores afirmó que el precio del kilo vivo disminuyó entre 3
a 5 bolivianos, lo que debería reflejarse en el precio final al consumidor.
“Hemos insistido en implementar el kilo gancho para
beneficiar al vecino. Propusimos una relación directa entre el ganadero y el
carnicero para acortar intermediarios que especulan. Incluso presentamos una
hoja de costos para transparentar el precio real. Pero no se pudo avanzar”,
lamentó.
Según el dirigente, los carniceros al detalle mostraron
“poco interés”, lo que —a su juicio— evidencia comodidad con el sistema
comercial actual y no permite bajar los costos.
Flores enfatizó que el control de precios ya no es
competencia de los ganaderos y que otras instancias deben intervenir para
frenar los abusos.
Abastecimiento vs control de precios
Desde el Matadero Municipal, su representante Oscar Veizaga
aseguró que el abastecimiento de carne de res y cerdo está garantizado para lo
que resta de la gestión 2025. Señaló que la faena diaria varía entre 45 y 55
cabezas, pero que en esta temporada se duplica por la demanda.
También reconoció que parte de la carne faenada en Tarija se
envía a Potosí y Oruro, previo certificado del Senasag, lo que reduce la oferta
local en determinados periodos.
Desde la Intendencia Municipal, en cambio, marcaron
distancia. Afirmaron que su rol se limita a garantizar la sanidad e inocuidad
de los alimentos, no así los precios, que —según señalaron— se rigen “por la
ley de oferta y demanda”. Dejando entrever que, ninguna instancia municipal
tiene la facultad de frenar la escalada de precios.
Defensa del Consumido
La responsable de la Oficina de Defensa del Consumidor,
Silvia Palacios, atribuyó el incremento del precio de la carne a los
intermediarios, coincidiendo con vecinos y con la propuesta de los ganaderos
para una venta directa.
Palacios confirmó que recibieron denuncias sobre precios
incluso más altos en mercados de zonas periféricas y pidió que la población
registre sus reclamos al número 72945613.
Carniceros piden explicaciones al Gobierno
Desde Contracabol exigen una reunión al presidente Paz.
Cuestionaron que el anuncio realizado por el Gobierno de exportar carne al
extranjero haya generado un aumento de precio, además que los ganaderos decidan
reducir la entrega de ganado para la faena a la espera de mejorar sus precios
con la venta al exterior.
El País

No hay comentarios.: