El ingeniero Milo Claros se encontraba llevando a cabo tareas cerca de las orillas del río Pilcomayo cuando se topó con una escena desgarradora: cinco cóndores envenenados. Este trágico incidente ha puesto de manifiesto la estrecha conexión entre la ecología y las devastadoras consecuencias que puede tener en la vida silvestre.
El hallazgo tuvo lugar en el municipio de Incahuasi, en la
zona de los Cintis del departamento de Chuquisaca. Milo Claros, quien realizaba
labores de campo en la región, quedó impactado al descubrir a estas majestuosas
aves convertidas en víctimas del envenenamiento. Con fundamentadas sospechas,
el profesional plantea la posibilidad de que los cóndores hayan consumido carne
envenenada de perro, una lamentable práctica común en la zona.
Trágicamente, las consecuencias de este envenenamiento se
extendieron más allá de los cóndores. Un zorro que se alimentó de la carne
contaminada de las aves también sucumbió a los mortales efectos del veneno,
sumando otra pérdida a este desafortunado suceso.
El lugar donde ocurrió este trágico incidente ha sido
identificado en el afluente de Santa Elena, que desemboca en el río Pilcomayo.
Este descubrimiento sirve como un recordatorio de la delicada balanza de la
naturaleza y los impactos de largo alcance que las acciones humanas pueden
tener sobre ella.
Ante esta situación, el médico veterinario Jhon Flores ha
expresado su profunda inquietud y hace un llamado urgente a la comunidad local
para que se abstenga de envenenar a los perros. Estas prácticas no solo
representan una amenaza para los animales domésticos, sino que también ponen en
peligro la vida de especies emblemáticas como el cóndor, un símbolo de Bolivia
que se encuentra en peligro de extinción.
El País
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