A medida que aumentan las temperaturas, mayores son las probabilidades de ser mordido por una serpiente, según se detalla en un estudio publicado recientemente por la revista especializada GeoHealth.
Si bien los datos usados para la investigación abarcan
solamente el estado estadounidense de Georgia, los autores de la investigación
advierten que estos eventos podrían replicarse en otros lugares debido al
calentamiento progresivo del planeta.
Cada grado Celsius eleva las probabilidades
En concreto, y tras analizar los ingresos por mordeduras en
hospitales y el clima de Georgia entre 2014 y 2020, los investigadores
observaron que el aumento de cada grado Celsius en la zona implicó hasta un
incremento de un 6% en las probabilidades de ser mordido por uno de estos
reptiles.
"No sabemos mucho sobre cómo el clima -es decir, los
cambios a corto plazo en la meteorología- impulsa las interacciones entre
humanos y serpientes", dijo el autor principal Noah Scovronick, experto en
salud y medio ambiente de la Universidad de Emory.
Esto se debe a que "muchas de las mordeduras peligrosas
de serpiente se producen en lugares que carecen de buenos datos sobre las
causas de morbilidad y mortalidad", agregó.
Un estado con gran variedad de serpientes
Georgia es un estado con una gran diversidad y población de
serpientes, en el que habitan al menos 17 especies venenosas, de las cuales
siete representan un peligro para los humanos.
Las serpientes son animales que poseen sangre fría, por lo
que suelen ser más activas en climas más cálidos, mientras que en invierno
pasan por un estado similar a la hibernación conocido como brumación.
Si bien en la época de verano se registró la mayor cantidad
de mordeduras de serpientes, los científicos observaron un alza en las mordidas
durante la primavera, cuando el calor aumentó considerablemente.
Otros factores que aumentan las posibilidades
En adición al aumento de las temperaturas en Georgia a lo
largo de los años, los investigadores advierten que el cambio climático y la
expansión de las áreas urbanas provocará que "los encuentros entre humanos
y serpientes sigan aumentando", dijo el coautor Lawrence Wilson,
herpetólogo de la Universidad de Emory.
"Cualquier persona que pase mucho tiempo al aire libre
se habrá encontrado con una cabeza de cobre u otra serpiente venenosa",
agregó.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
aproximadamente cinco millones de personas sufren mordidas por serpientes cada
año en todo el mundo, y 138.000 de esas mueren.
Agencias
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