CESAR PELAEZ TERRAZAS
El país, en su corta vida, ha experimentado la presencia del caudillismo en diferentes periodos de su historia, que está relacionado con su inestabilidad política, expresión de su atraso económico que arrastra desde su fundación como república, en la que la democracia es un sueño perseguido, no alcanzado.
En 2003, el país vivió una rebelión popular por la recuperación de los recursos naturales contra las políticas neoliberales. Las masas logran expulsar al gobierno de turno; esas masas que salen victoriosas improvisan un caudillo, como traicionando el impulso de avance que acabara definitivamente con su miseria; un hombre al que le atribuyen bondades y virtudes imaginarias y le dotan de una misión mística, la de "liberación de los indígenas y a los pobres", comparándolo con la reencarnación de Tupac Katari y hasta con Cristo, con ayuda, claro, de un grupo nutrido de intelectuales oportunistas que fomentaron el culto al "líder histórico indiscutible".
Durante casi 14 años gobernó el indígena Evo Morales proveniente de las federaciones del Chapare. Lo que determina al caudillo es el contenido de clase de la política que desarrolla, no su discurso.
El caudillo se pone por encima de la Constitución, destruye la democracia interna para imponer su voluntad, se arroga la voz de las masas, pero también pretende imponer sus deseos al proceso histórico. Este último se constata en el bloqueo de caminos, declarando que lo que se vivía era una "rebelión indígena", que de darse una detención habría un "levantamiento indígena militar". Un rasgo de aislamiento del caudillo que choca con la realidad. Las masas crean al caudillo y la desechan cuando sus necesidades materiales no son concretadas, que se expresan en ideas.
Su intención de aglutinar a las masas empobrecidas y pretender una movilización contra la "mala gestión pública", "por la crisis económica", no pudo esconder su verdadero interés, que fue su habilitación a las elecciones 2025 y el levantamiento de su proceso, este fue un factor más del fracaso. Ya existía una separación del caudillo de grandes capas de campesinos del Oriente, del altiplano y del valle que no acudieron a la convocatoria, mientras se imponía la idea mayoritaria en trabajadores del campo y ciudad de que "todos los politiqueros son responsables de la crisis", “ni Arce, ni Evo, ni Mesa”.
La capa que se sumó dejó los bloqueos a los primeros síntomas de cansancio (...). El caudillo quedó solo y asumió la huelga de hambre que marca su declive. Retirarse sin excarcelar a los detenidos en los bloqueos, un acto desleal. Todo esto como consecuencia inevitable del agotamiento político-programático e histórico del MAS, que arrastra a su caudillo al precipicio, ¡Así cae el caudillo de nuestra época EVO..!
DEBATE CIUDADANO
CÉSAR PELAEZ TERRAZAS
Politólogo
buikadumas@gmail.com
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