JULIETA MONTAÑO S.
Con mucha frecuencia escuchamos decir: “Yo no soy político, eso es político”; sin embargo, no solo participan como electores en elecciones de autoridades, sino que cada vez que hay un problema que afecta a la convivencia social por deficiencias en el transporte público, en la educación, en los servicios de salud, el empleo, la Justicia u otros se quejan, llaman la atención de las autoridades responsables y demandan soluciones. La idea errónea de que la política está reservada únicamente a quienes militan en partidos o tienen cargos públicos, lleva a mucha gente a sentirse ajena a la política o desvinculada de ella; no es consciente de que opinar sobre algún problema social, exigir soluciones y respeto a sus derechos en la vida cotidiana, es una acción política. Hoy en Bolivia la población en general, sea militante de un partido político o no, se halla afectada y opina sobre los problemas del encarecimiento del costo de vida, la falta de dólares para la importación de insumos para la industria, la corrupción, el grotesco enfrentamiento entre dos políticos que reclaman la propiedad de una sigla y los beneficios que ello reporta y amenazan paralizar el país. Los incendios en la Amazonía que, aunque sucedan a muchos kilómetros de los centros urbanos, sus efectos los siente toda la población, pues la contaminación del ambiente afecta a la las fuentes de agua, a la salud, la educación, el transporte aéreo, los servicios de mantenimiento de carreteras, las actividades económicas y otros, por tanto, al reclamar se hace política. En la ciudad de Cochabamba, personajes cuyo modo de vida es el chantaje a los alcaldes de turno mediante bloqueos al botadero de K’ara K’ara, es una forma despreciable de hacer política porque contaminan peligrosamente el medio ambiente con riesgo de contagios de enfermedades infecciosas para miles de hogares. De igual manera, es político el interés o indiferencia con que actuemos la elección de altas autoridades de la Justicia. El ejercicio de nuestros derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado depende de la idoneidad, la ética, transparencia e independencia que cada una de ellas demuestre; por tanto está en nuestras manos avanzar o continuar rodando al precipicio. Ante los problemas señalados es importante que las y los bolivianos asumamos de una vez que nuestras expresiones, acciones y silencios inciden en la política, en consecuencia, tengamos un papel más activo y consciente en las decisiones que afectan a nuestro entorno, querramos o no, todos/as somos actores políticos y si queremos construir una sociedad mejor actuemos más proactivamente.
JULIETA MONTAÑO S.
Abogada, feminista, defensora de DDHH
julietamontano@gmail.com
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