En solo cinco días dos mujeres fallecieron en la frontera entre Pisiga (Bolivia) y Colchane (Chile). Por esta zona ingresan al día a Chile más de 200 personas por pasos ilegales, lo que pone en riesgo sus vidas debido a las condiciones climáticas que enfrentan los migrantes. La mayoría de las personas que buscan cruzar al vecino país son de origen venezolano, pero también hay bolivianos que buscan mejores días en ciudades chilenas.
Colchane es una de las comunas del norte de Chile más
afectadas por la migración irregular, pero también por el delito transnacional,
que incluye narcotráfico, contrabando y trata y tráfico de personas. Esta
localidad, en la frontera con Bolivia, tiene un clima frío y sus autoridades
coordinan con el Gobierno de Gabriel Boric para tratar de erradicar la
violencia y la migración ilícita en este punto.
El alcalde de Colchane es Javier García, quien enfrenta sus
últimos días de gestión y todavía piensa si irá a la reelección. La autoridad
también siente temor por la llegada de mafias a su comuna e incluso dice que
cambió en siete oportunidades el número de su teléfono móvil. Pero también
revela que no tiene un domicilio estable y que pernocta en diferentes casas
como medida de seguridad.
“Afortunadamente he tomado todas las medidas de resguardo
como cambio de teléfono. Al menos siete veces he cambiado mi número de
teléfono. Este último tiempo he pernoctando en diferentes lugares, no tengo un
domicilio exacto. Y eso me ha permitido no haber tenido al menos problemas de
ese tipo hasta el momento”, revela García.
La autoridad relata que por el paso de Colchane existen
varios pasos ilegales que son abiertos por las mafias transnacionales y que por
esas vías pasan más de 200 migrantes al día ilícitamente y que por el paso
habilitado ingresan 1.000 personas diariamente.
“Están ingresando aproximadamente 200 personas diarias de
manera irregular. Sin embargo, sabemos que de manera regular están ingresando
al menos mil personas diarias por el complejo fronterizo. Las personas que
ingresan de manera irregular principalmente son venezolanos”, informó García.
Cerca de Colchane está la comunidad Pisiga Choque, que es un
pueblo chileno dominado por mafias bolivianas que introducen al país vehículos
chutos y mercadería de contrabando. El poblado, que está a 3.000 metros de la
frontera entre Bolivia y Chile, tiene todas sus casas con amplios garajes y
todos llenos de motorizados que llegan en los camiones “cigüeña” desde Iquique.
Los automóviles permanecen guardados hasta aparezca un comprador.
Fiscalía de Frontera
Este tipo de delitos hace que esta frontera sea catalogada
como una de las más peligrosas de América del Sur. Es por eso que la Fiscalía
de Chile decidió una oficina especial en ese punto fronterizo. Este puesto
operará en dependencias del Ejército y la intención es que esté en funciones
este mismo año.
“Nosotros tenemos que enfrentar de manera inmediata el
crimen organizado y eso es hacernos cargo en frontera de delitos tales como
homicidios, trata de personas y tráfico, con especial énfasis en las
víctimas (...) Tener una fiscalía acá en Colchane, hará que la persecución
sea mucho más inmediata, eficiente y eficaz”, afirmó Trinidad Steinert,
fiscal regional de Tarapacá.
Según el alcalde de Colchane, municipio que es parte de la
región de Tarapacá, esta saturación no solo la ha advertido a la administración
de Gabriel Boric, sino también a la anterior de Sebastián Piñera. “Hicimos un
requerimiento de ampliación del complejo fronterizo de aumento de dotación de
personal, y de extensión del horario de atención. Sin embargo, se nos respondió
en el Gobierno de Piñera que no había los recursos necesarios. Hoy,
lamentablemente, ese complejo está colapsado”, dijo García.
Entre Colchane y Pisiga hay personas que burlan el control
migratorio. Incluso hay complicidad de las empresas de transporte, quienes
advierten a los pasajeros si harán el trámite legal o no. Los que deciden ir
por la vía ilícita se bajan metros antes del complejo fronterizo y toman los
pasos inhabilitados. Luego, ya en la carretera chilena, vuelven a subir al bus.
Pero también hay mafias instaladas en Pisiga que se dedican
al delito de trata y tráfico de personas. Estas organizaciones usan los pasos
inhabilitados más lejanos para evitar controles. En estas zonas es donde el
clima y el trajín termina con las vidas de muchas personas. Es por eso que los
militares chilenos cavaron zanjas para evitar el paso de migrantes.
Pasar por esa frontera es arriesgarse a la muerte. Rogelia
Quinteros, de 54 años y oriunda de la ciudad de Santa Cruz, Bolivia, se
encontraba en el Dispositivo de Migrantes de Colchane, Chile, cuando sufrió un
repentino desvanecimiento. Los testigos relatan que la mujer se descompensó
bruscamente, lo que llevó a la intervención de los profesionales de emergencias
del Centro de Salud de Colchane.
Ella solo quería reunirse con su hija, que radica en Chile
trabajando, pero que no utilizó el paso fronterizo oficial. Días antes, una
mujer colombiana también falleció por intentar cruzar la frontera a pie. No
soportó el frío y la altura y sufrió un paro cardiaco. En estos puntos también
hay niños que cruzan así a Chile.
El Deber
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