La falta de diésel derivó este jueves en el incremento de puntos de bloqueo en al menos cinco regiones del país, lo que ahondó la incertidumbre en la población, además de provocar perjuicios económicos a la economía nacional debido a que, por ejemplo, la carga que se transporta al exterior se queda varada en las carreteras, y en muchos casos se daña.
El Gobierno advirtió que, por una parte, se deja de cobrar millones de bolivianos en peajes en las carreteras del país, lo que evita que se recauden recursos económicos para el mantenimiento de las vías; además, la gente que requiere trabajar se ve privada de obtener sus ingresos diarios; y las empresas que se dedican a la exportación pierden millones de dólares porque no pueden cumplir con sus contratos.
Si bien la demanda de los sectores que recurren a los bloqueos es, en algunos casos, entendible, esta medida de presión no beneficia a ningún sector y, por el contrario, perjudica a todos los bolivianos.
El Gobierno debe tomar en cuenta que la escasez o falta de diésel impide el transporte de mercadería en el interior del país y hacia el exterior; paraliza la industria agropecuaria; impide la realización de obras en los municipios; e incluso pone en riesgo los servicios básicos como el recojo de basura y el traslado de agua en cisternas a los barrios que no cuentan con agua por cañería.
Por eso es importante que, antes de llegar a estas medidas extremas como el bloqueo o las movilizaciones que interrumpen la circulación vehicular, el Gobierno y los sectores que tienen demandas concretas se reúnan en comisiones técnicas para buscar las soluciones que más convengan a todos los bolivianos.
El Gobierno tiene la responsabilidad de solucionar los problemas que vayan surgiendo en el país, y para eso tiene equipos de profesionales, por lo que no debería esperar a que los problemas se agudicen.
La resolución de conflictos con anticipación es importante para que no se llegue a medidas extremas como el bloqueo de carreteras que, definitivamente, atentan contra la economía del país que a duras penas intenta recuperar terreno.
El Ejecutivo informó que el diésel que reclaman los transportistas se descarga en puertos chilenos y hasta el sábado, si no hay bloqueos, llegaría a los surtidores para abastecer a los miles de vehículos que hacen filas desde hace varios días.
Sin embargo, el Gobierno debe encarar una solución estructural para que Bolivia no dependa de la importación de combustibles, porque habrá siempre contingencias que no permitan que el combustible llegue a tiempo al país.
Una solución es producir el combustible que se requiere en el país, lo que permitiría tener a la mano diésel y gasolina; además de evitar la salida de divisas, que en 2023 superó la cifra de 3.000 millones de dólares.
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