El juicio a Donald Trump por realizar pagos ocultos a una exactriz porno entra esta semana en su fase final, con el suspense sobre si testificará, los alegatos finales y, después, la expectativa de un veredicto histórico con considerables apuestas políticas.
Antes de que comenzara el juicio, el 15 de abril, el
multimillonario aseguró al jurado que testificaría para "decir la
verdad". Pero después de cuatro semanas de debates en las que ha guardado
silencio, sus abogados seguían manteniendo el suspense el viernes.
Expertos consideran probable que el candidato republicano a
la presidencia finalmente desista, para evitar exponerse a un
contrainterrogatorio despiadado de parte de la fiscalía.
De momento, el juez Juan Merchan pidió a las partes
preparase para los alegatos finales a partir del martes. El juicio, que se
desarrolla en Nueva York, hará un receso miércoles y viernes.
Tras las últimas declaraciones de la parte acusadora y la
defensa, el jurado se retirará para decidir la suerte del magnate.
Los 12 miembros del jurado deben evaluar si, más allá de
toda duda razonable, Trump es culpable de la falsificación de 34 documentos
contables para disfrazar como gastos legales el pago de 130.000 dólares a la
exactriz de cine porno Stormy Daniels en la recta final de las elecciones de
2016 que ganó frente a Hillary Clinton.
Un veredicto de culpabilidad requiere de la unanimidad del
jurado. Si fuera ese el caso, el juez deberá fijar posteriormente la pena, que
podría ser de cárcel.
Una condena penal sería un hecho histórico en Estados Unidos
y un terremoto político en plena campaña presidencial de cara a las elecciones
de noviembre.
19 testigos
Además del caso de Nueva York, Trump ha sido acusado en
Washington y Georgia de intentar revertir los resultados de la elección de 2020
y de llevarse documentos clasificados al dejar la Casa Blanca en 2021, aunque
este juicio ha sido pospuesto indefinidamente.
El proceso en curso se reanuda este lunes cuando el testigo
clave del proceso vuelva al estrado: el exabogado personal y confidente de
Trump, Michael Cohen, quien incriminó directamente a su antiguo jefe.
Cohen afirmó que Trump había aprobado el pago de 130.000
dólares a Daniels para comprar su silencio sobre una relación sexual que afirma
haber mantenido en 2006 con el magnate, entonces ya estaba casado con su actual
esposa Melania.
El republicano de 77 años niega esa relación. Trump asegura
ser inocente y denuncia que el juicio tiene un cariz político.
El propio Cohen se había hecho cargo del pago unos días
antes de la votación de 2016 y afirmó que Trump había validado su reembolso en
2017.
Para la acusación, la cuestión central es que se camufló esa
transferencia como "gastos legales" en las cuentas de la Organización
Trump. El dinero estaba destinado a reembolsar a Cohen el monto que pagó a
Daniels de su bolsillo.
La defensa de Trump hizo lo posible por desacreditar a
Cohen, descrito por otros implicados en el juicio como una persona sin
escrúpulos. Fue condenado a tres años de cárcel en 2018 por mentir al Congreso
y fraude electoral y fiscal por este caso.
Cohen cerró una serie de 19 testigos citados por la fiscalía
durante cuatro semanas, que llevaron al jurado tras las bambalinas de la
campaña presidencial ganada por Trump a Clinton.
En esta procesión aparecieron variopintos intermediarios que
levantaron el velo sobre otras transacciones en el entorno del candidato
republicano para evitar escándalos, como un antiguo jefe de tabloides que había
trabajado directamente con Cohen y Trump.
Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford, también
relató conmocionada su experiencia de conocer a Trump y su relación sexual con
él que, según ella, fue consentida.
"No estuve amenazada ni verbal ni físicamente",
aunque había un "desequilibrio de poder", contó.
El Deber
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