Este lunes 12 de agosto, la Región Autónoma del Chaco conmemora 148 años de creación como la provincia Gran Chaco, perteneciente al departamento de Tarija. Esta región ha sido un pilar económico fundamental para Bolivia, por sus recursos no renovables, especialmente los hidrocarburos. Ahora, la visión de sus autoridades está centrada en cómo mantener su autonomía tras la caída inminente de la renta petrolera.
El Chaco ha luchado históricamente por obtener la asignación
directa del 45%, del 11% de regalías que recibe el departamento de Tarija. Esto
le aseguraba los recursos suficientes para elegir a sus autoridades y atender
la demanda de cada municipio, Yacuiba, Villa Montes y Caraparí. Sin embargo, la
situación ha cambiado drásticamente en los últimos años debido a la caída en la
producción de gas, lo que ha provocado una disminución significativa de los
recursos económicos disponibles para la región.
Esto ha generado preocupación entre varios actores políticos
y economistas, quienes han advertido que una vez que se agote el gas, la
autonomía del Chaco podría verse seriamente comprometida. Sin los ingresos
provenientes del gas, su viabilidad está en riesgo.
Y pondrá en tela de juicio el funcionamiento del Gobierno
Regional del Chaco. A diferencia de los gobiernos municipales, que tienen la
capacidad de generar sus propios recursos y la asignación del nivel central, el
Gobierno Regional enfrenta un desafío mayor para mantener su operatividad y
desarrollo.
Lo asignado
El analista económico y presidente del Colegio de
Economistas de Tarija, Fernando Romero, señala que, entre el 2019 al 2024, el
presupuesto asignado a la Región Autónoma del Chaco ha caído un 42%, pasando de
831.166.547 bolivianos a 481.017.500 bolivianos.
Romero menciona que, en estos últimos cinco años, el
presupuesto asignado que administró el Chaco a través del Gobierno Regional
equivale a 3.908,64 millones de bolivianos, que traducido en dólares son 569,77
millones de dólares.
“Es evidente que los recursos asignados y los techos
presupuestarios han ido decayendo en conformidad con la producción
hidrocarburífera del país, que ha ido declinando desde el 2014, más o menos la
contracción en la producción es cerca del 50% y eso se evidencia, porque si
tomamos los datos del techo presupuestario que salen del SIGEP, la caída está
en un 22% del 2019 al 2023, ahora si tomamos en cuenta hasta esta gestión, la
caída es de un 42%”, apuntó.
El analista considera que a pesar que el Chaco ha recibido
una cantidad importante de recursos en estos últimos cinco años, incluidos los
ingresos que se generan en sus municipios, no ha podido generar un polo de
desarrollo. Cree que hubo más gastos que inversión.
“Además de ser un gobierno autónomo con el manejo de los
recursos, no se ha visto que haya dinamizado o diversificado su economía, más
bien, ha sido muy dependiente de la actividad agropecuaria, la actividad
comercial, pero principalmente por la actividad hidrocarburífera, donde ellos
simplemente dan sus recursos naturales y el Estado hace el resto de la
inversión con empresas transnacionales para la exportación de gas natural a
Brasil y Argentina”, indicó.
Las regalías
Un análisis realizado por el asambleísta departamental, Luis
Lema, solamente centrado en las regalías que ha recibido el Chaco, da cuenta
que desde el 2018 al 2023 sus autoridades administraron 3.345,84 millones de
bolivianos, equivalente a 480,72 millones de dólares.
Lema refiere que en la gestión 2019 se presupuestaron
ingresos por regalías para el Chaco de 793,98 millones de bolivianos y que en
la gestión 2023 fue de 542,47 millones, equivalente a una disminución de 31,68%
menos.
Lema aclaró que las cifras expresadas solamente corresponden
a regalías, sin tomar en cuenta los ingresos que se generan por el Impuesto
Directo a los Hidrocarburos (IDH) ni lo del Impuesto Especial a los
Hidrocarburos y sus Derivados (IEHD).
El País
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