“El que tenga miedo a morir, que no nazca”, dice la cuenta tiktok de uno de los integrantes de SCZ Bikers, uno de los clubes de motos pisteras de la capital cruceña.
Igual que otros compañeros de aventura, en sus redes muestra
los juntes de los ‘miércoles’ en la plaza de El Trompillo, diagonal al Cine
Center, donde hasta antes de los últimos operativos de la Policía, por lo menos
medio centenar de motociclistas hacían carreras y piruetas, de diez de la noche
a tres de la madrugada.
Según la Policía Boliviana, este nuevo punto de encuentro
surgió hace un par de meses, después de que se iniciaron las batidas en la
avenida Cristo Redentor, donde empezó el problema.
Sin embargo, los vecinos de la zona Madre India aseguraron a
EL DEBER que las carreras llevan por lo menos seis meses quitándoles la paz en
el segundo anillo.
Alexandra M., una de las vecinas, recalcó que las carreras
llevan más o menos seis meses, y que en marzo ya se realizan prácticamente
todos los días, incluso en fechas tranquilas, como el feriado de Semana Santa.
“Ni siquiera tuvieron respeto por el domingo santo y
estuvieron corriendo. Aquí hay niños, adultos mayores, personas que trabajamos
y que necesitamos descansar para levantarnos al día siguiente, y no nos
respetan”, reclamó, y recordó que además de las molestias que ocasionan por el
ruido, “hasta sus vidas ponen en riesgo”.
“Se paran en el semáforo de la Madre India, y arrancan y
compiten”, dijo Natalia Salinas, madre de un bebé de cinco meses, que despierta
sobresaltado por la madrugada, debido al ruido.
“Los niños la pasan mal, no duermen, están asustados, y a
las tres o cuatro de la mañana (las motos) no dejan dormir. Pido a las
autoridades que tomen medidas de una vez”, demandó angustiada.
A pesar del esfuerzo policial, Alexandra M. opinó que no se
ve la presencia de las autoridades para poner un punto final.
“Existen las normas de Tránsito, los límites de velocidad en
las vías, y cuando se exceden, los motociclistas pueden ir presos. Lo que
pedimos es que se cumpla la ley para bien de toda la ciudadanía”, insistió.
Alexandra M. recordó a las autoridades que anteriormente ya
se registraron muertes, ocasionadas por estas carreras ilegales. “Hay ausencia
de autoridad”, lamentó.
La Policía, a solas
En enero de este año, los vecinos de la avenida Cristo
Redentor denunciaron ante los medios de comunicación y por las redes sociales
estas carreras clandestinas.
Si bien la Policía respondió al llamado, no hubo detenidos.
En esta parte, al norte de la ciudad, los vecinos informaron
que todos miércoles, después de la medianoche, los corredores llegan en
motocicletas y también en vehículos, con la música a todo volumen.
El mayor Roel Rodas Echalar, que lideró uno de los
operativos en la avenida Cristo Redentor, explicó a EL DEBER que se hacen las
batidas, de forma simultánea, tanto en el norte como por El Trompillo, y que
solo en la avenida Cristo Redentor se desplegó casi un centenar de efectivos de
todas las reparticiones, tanto de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen
(FELCC), como de Tránsito, Interpol en caso de extranjeros indocumentados o con
órdenes de búsqueda, e incluso Diprove, para identificar motos ‘chutas’.
Según el uniformado, también participa en los operativos
Univida, para los que no tienen el SOAT, “porque es obligatorio tenerlo”.
Consultado sobre el tema y el rol de la Alcaldía en esta
problemática, Giovanni Cuéllar Varanis, jefe de la Guardia Municipal, aseguró
que este tema no es competencia del Gobierno Autónomo Municipal de Santa Cruz
de la Sierra, sino de Tránsito.
Sin embargo, aclaró que la Alcaldía trabaja de manera
coordinada con la Policía cuando hay este tipo de carreras en el Cambódromo.
“Lo que hacemos es custodiar nuestro Cambódromo para que no
entren. Pedimos apoyo a la EPI-8 que siempre nos manda su camioneta, y en
conjunto los retiramos”, explicó.
Según Cuéllar Varanis, cuando la Policía “corretea” a los
motociclistas en la avenida Cristo Redentor, ellos se pasan al Cambódromo.
Asimismo, admitió que los corredores también se van “en
bollo” a la Plaza 24 de Septiembre, pero ahí va otro tipo de gente, y llegan
hasta 300 personas juntas.
“Ahí tendríamos que hacer un operativo interinstitucional,
con Fiscalía, Unidad Operativa de Tránsito, la Policía, nosotros como Guardia
Municipal, y quizás hasta con Aduana, porque muchas de esas motos son
bárbaras”, dijo.
Para el concejal de Comunidad Autonómica (C-A), Fede Morón,
el Gobierno Municipal, a través de la Secretaría de Seguridad Ciudadana,
debería intervenir con fuerza, en coordinación con fiscales y la Policía
Boliviana.
El remedio salió peor
EL DEBER constató con los vecinos que con los operativos, lo
que antes era miércoles de ruido de motos, hoy ocurre todos los días, de lunes
a domingo, y a toda hora.
Adicionalmente, se han multiplicado las ‘pistas’ de carrera,
ya que cada vez que se hacen las batidas en la zona norte y El Trompillo, los
clubes de motociclistas se trasladan hasta la plaza principal, donde andan a
toda velocidad, en una rueda, pero además entran en contrarruta por la calle
Ballivián, desde la Libertad, y antes de continuar por la Independencia.
Muertes y reincidencia
Las publicaciones en medios de comunicación reflejan que
desde 2019 ya se intensificaba el problema de las carreras clandestinas, con
una intervención del Ministerio de Gobierno en mayo de 2021.
Estaban en las avenidas Cristo Redentor, G-77 y Cambódromo,
pero en el último tiempo se extendieron a El Trompillo y la Plaza 24 de
Septiembre, sin contar que de vez en cuando también corren en Cotoca y en
Porongo.
En marzo de 2019, Cila Mariscal Chavarría (22) fue
encontrada sin vida a un costado de la carretera a Porongo, luego de sufrir un
accidente en moto y sin recibir socorro, según el informe de Tránsito.
En esa época, la familia de la víctima apuntó a Tarast
Mucharest Rocha, quien la invitó a una carrera de motos en el Cambódromo.
Mucharest fue aprehendido y presentaba lesiones.
En noviembre de 2023, nuevamente apareció en escena Tarast
Mucharest, esta vez en la G-77, cuando José Andrés López Cabrera (19), un
estudiante de Derecho, perdió la vida en una carrera clandestina.
En esa oportunidad, Mucharest Rocha fue identificado como el
sujeto que atropelló a López, y que luego se dio a la fuga. Según el comandante
departamental de la Policía, coronel Erick Holguín, Mucharest tiene múltiples
antecedentes desde 2019, por homicidio en accidente de tránsito, estafa,
estelionato, asociación delictuosa, entre otros.
Al salir de Palmasola, en enero de este año, Mucharest
mordió y fracturó el dedo y amenazó de muerte a un fiscal, cuando le negaron la
devolución de su moto en una comisaría de Satélite.
Tránsito reportó que, en los tres primeros meses de este
año, en Santa Cruz, hubo 710 accidentes con motos, y 45 fallecimientos.
Para Fede Morón, el que deja que esto suceda, sobre todo
desde hace tanto tiempo, es porque siempre recibe su ‘toco’. “Así funciona esta
ciudad”, lamentó.
LOS RESPONSABLES
En 2013, luego del homicidio de Álvaro Escalante, la zona
del Urubó, que por años fue uno de los lugares predilectos para los aficionados
a las motocicletas, fue desplazada. Los motoqueros cambiaron la ruta para
evitar a los violentos, pero recalcaron que así como hay malos conductores,
también hay responsables, que ven esto como deporte y no como ‘joda’. En esa
época, ya se contaban como 40 clubes, con 2.000 socios.
GASIFICADOS
Esta semana, un contingente de antimotines tuvo que usar gas
lacrimógeno por el Trompillo, para dispersar a los motociclistas que se reagruparon
ni bien acabó el operativo contra estas motos. Los vecinos creen que ya es hora
de sanciones más drásticas.
El Deber
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