"Las predicciones meteorológicas son un enorme logro científico infravalorado", afirma Phil Evans, director general de EUMETSAT, la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos, conformada los satélites Meteosat y MetOp, que vigilan el estado del tiempo y el clima desde el espacio.
La previsión meteorológica es un "sistema caótico, porque el cambio más pequeño puede tener un gran impacto en lo que ocurra en los tres, cuatro o cinco días siguientes", explica Evans. En los cálculos se incluyen parámetros como la temperatura, la humedad, la temperatura de la superficie del mar y el viento. Los datos proceden de globos meteorológicos, aviones, barcos, boyas de medición, radares metereológicos, observatorios, estaciones automáticas en tierra y satélites.
Estos últimos proporcionan datos de zonas de difícil acceso,
como desiertos o superficies oceánicas, lo que permite una vigilancia casi sin
interrupciones. Desde 1977, Europa cuenta con sus propios satélites
meteorológicos geoestacionarios, llamados Meteosat, los cuales tienen una
visión de la Tierra desde una altitud de unos 36.000 kilómetros.
Clima extremo: difícil de predecir
Los modelos meteorológicos habituales predicen hasta con 14
días de antelación. Pero "diez días es lo más realista", dice Evans.
Cada día que pasa aumenta la imprecisión. Así, por ejemplo, la previsión
alcanza una precisión del 90 por ciento si se analiza 24 horas antes. Pero, al
pronosticar el tiempo con tres días de antelación, la exactitud baja al 75 por
ciento.
No obstante, cuando se trata de fenómenos meteorológicos
extremos, la previsión depende del tipo de episodio. Grandes fenómenos
provocados por un huracán tropical pueden predecirse con un alto grado de
probabilidad con varios días de antelación. En el caso de fenómenos
meteorológicos extremos, pero de menor escala, la previsión es casi imposible.
"Las tormentas eléctricas a menudo sólo pueden predecirse de seis a doce
horas antes", dice Evans.
Una nueva generación de satélites
Ahora, las esperanzas están puestas en un nuevo grupo de
satélites: los satélites Meteosat de tercera generación (MTG 3rd Generation),
que sustituirán a sus predecesores en los próximos años. En total, orbitarán
seis de estos nuevos aparatos, el primero de los cuales, denominado MTG-I1, ya
inició su misión el pasado 13 de diciembre de 2022.
Con estos nuevos modelos MTG, se podrán seguir con mayor
precisión los cambios en la atmósfera, en las superficies terrestres y en los
océanos, además de posibilitar, por primera vez, seguir todo el ciclo de vida
de una tormenta. Este es también el objetivo de la misión MTG: mejorar la
previsión de tormentas severas y tormentas eléctricas. Con los nuevos datos, se
podrán reconocer mejor nubes de tormenta y estimar mejor su duración, además de
acotar las previsiones a zonas más reducidas.
Primeras imágenes del detector de rayos
El MTG-I1 está equipado con el llamado Lightning Imager
(LI), el primer instrumento para la vigilancia continua de la actividad de los
rayos y que fue puesto en servicio por EUMETSAT a principios de junio de 2023.
Está dotado de cuatro telescopios, alineados principalmente sobre Europa, el
Norte de África, Oriente Medio y Sudamérica. Cada uno de los telescopios graba
1.000 imágenes por segundo. El objetivo es detectar descargas electrostáticas
directamente desde el espacio, de día o de noche y en cualquier entorno: mar,
ciudad, o desierto.
El LI podría ayudar a los meteorólogos a pronosticar
tormentas eléctricas severas, prevé Evans, pues permitirá observar cambios
bruscos en la actividad de los rayos, algo habituales antes de tormentas
fuertes. Se espera que, a partir de 2024, los datos del Lightning Imager estén
plenamente operativos.
Agencias
No hay comentarios.: