Siete años duró preso Ismael Arciniegas en la ciudad de Guangzhou, China, esperando la sentencia del Tribunal Popular Superior de ese país: inyección letal como castigo por tratar de ingresar cuatro kilos de droga por los que le iban a pagar cinco mil dólares.
“No tengo nada que objetar ante esta situación”, dijo Ismael
antes de despedirse de su familia, pues conocía el duro castigo que se le venía
encima. “Ya me están esperando. La cámara está abierta. Tranquilos que yo voy
feliz. Besos y abrazos”, fue lo último que les dijo.
Hay 33 países del mundo que imponen la pena de muerte por
delitos relacionados con la importación, exportación, venta o la posesión
ilegal de drogas.
América Latina
En América, solo dos países castigan el tráfico de drogas
con la pena de muerte: Cuba y Estados Unidos. Aunque en este último es solo en
algunos estados y cuando la portación de drogas es en grandes cantidades.
En 31 estados de Norteamérica rige esta drástica sanción,
que es decidida por un jurado. Y se da la pena de muerte por la posesión de
grandes cantidades de heroína, cocaína, ecgonina, fenciclidina (PCP),
dietilamida de ácido lisérgico (LSD), marihuana o metanfetamina.
Mientras que en Cuba la ley establece diferentes castigos
para el narcotráfico, desde la confiscación de bienes hasta la pena de muerte.
El resto de países de América Latina abolió la práctica de
muerte, incluso primero que las naciones más desarrolladas.
África
En África, países como Egipto, Sudán, Marruecos, Zimbabue,
Somalia y Sudán del Sur tienen condenas de muerte o cadena perpetua por tráfico
de drogas bajo circunstancias agravantes.
En Egipto, donde es muy traficado el “hachís” a través del
Mar Rojo, las penas mortales son muy regulares y el método usado es el de la
horca.
Asia
En Asia es donde más ocurre la pena de muerte por tráfico de
drogas. Entre ellos están: Afganistán, Arabia Saudita, Bangladesh, Brunei,
China, Filipinas, Corea del Norte, Catar, Emiratos Árabes, India, Indonesia,
Irán, Irak, Jordania, Kuwait, Laos, Malasia, Omán, Pakistán, Singapur, Sri
Lanka, Siria, Tailandia, Taiwán, Vietnam y Yemen.
En Arabia Saudita, por ejemplo, la portación de drogas se
castiga con prisión, flagelación pública, deportación; mientras que el tráfico
con pena de muerte. El método de ejecución más usado: la decapitación por
sable.
En Filipinas, en algunos casos también se contempla la pena
de muerte, aunque en la mayoría se da cadena perpetua. Lo mismo en Irak, donde
también hay largas penas de prisión. En Tailandia, es según el tipo de droga
que se trafique y puede ir desde perpetuidad en la cárcel hasta la muerte.
Mientras que en Vietnam las autoridades dan castigo de
muerte no solo por traficar, también por fabricar y ocultar la droga.
En Kuwait la legislación también es muy severa. Solo se
contemplan dos medidas, la pena de muerte o la cadena perpetua. En Omán, por
ejemplo, el tráfico da pena de muerte y el consumo hasta 20 años de cárcel y 50
latigazos.
En Singapur las medidas son más extremas, la tenencia y
consumo se castiga con pena de muerte, incluso si se ha realizado fuera del
país. Se castiga el tráfico inclusive de porciones bajas, como 15 gramos de
heroína o morfina; 30 gramos de cocaína o 500 gramos de cannabis. Todas las
penas son ejecutadas y se aplican también penas corporales a los prisioneros en
las cárceles.
Organizaciones civiles como Amnistía Internacional y Humans
Right Watch han señalado que la pena de muerte no reduce el tráfico de drogas y
han condenado a estos países por incumplir el Derecho Internacional y a los
tratados internacionales sobre derechos humanos.
La nación que pasó de perseguir las drogas a ser la más
liberal
Tailandia legalizó el cultivo y consumo de cannabis en 2022,
revirtiendo una política de línea dura que contemplaba largas condenas de
prisión o incluso la pena de muerte por delitos de drogas.
Hace 21 años, en esa región cinco presos, cuatro de ellos
traficantes de drogas convictos, fueron fusilados en la prisión de Bangkwan en
Bangkok.
Aquello formaba parte de la "guerra contra las
drogas" del entonces primer ministro Thaksin Shinawatra, que más tarde se
intensificó y derivó en la matanza de muchos cientos de sospechosos de
narcotráfico.
Pero, desde 2022, las cafeterías exhiben todo tipo de
productos de cannabis o muestran frascos llenos de potentes flores de
marihuana.
El ministro de Salud Pública, Anutin Charnvirakul
-arquitecto de la nueva ley que ahora da a Tailandia quizás el régimen de
marihuana más liberal de todo el mundo-, fue visto probando currys con hierba,
y siendo aplaudido por los agricultores que esperan que les traiga nuevas
fuentes de ingresos.
Hay grupos de abuelas tailandesas riendo y probando bebidas
de cannabis de color verde chillón y haciendo cola para recoger una del millón
de plantas de marihuana gratuitas que el Gobierno está repartiendo.
Opinión
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