El 10 de agosto de 2019, Víctor regresó a Santa Cruz, Bolivia. Después de pasar 5 años, 9 meses y 15 días recluido en una prisión en Asia, el joven fue liberado y posteriormente repatriado al país.
La detención de Víctor ocurrió en Kuala Lumpur en el año
2013. En aquel entonces, el boliviano, de 30 años, fue arrestado por llevar
consigo 450 gramos de cocaína en su estómago. Durante años estuvo sometido a la
incertidumbre de su futuro, hasta que en enero de 2018 fue condenado a la pena
de muerte por un tribunal. En ese momento, sintió que su mundo se derrumbaba y
le pidió a su madre que cuidara de su hijo. Tanto su madre como sus hermanas
hicieron todo lo posible por salvarlo y, gracias a las gestiones del Gobierno
boliviano, lograron su repatriación.
Antes de todo esto, Víctor vivía en Benilloba, en la
provincia de Alicante (España), desde 2002 hasta 2009. Regresó a Bolivia porque
no tenía sus documentos en regla. En 2011, comenzó a trabajar como soldador sin
contrato en una empresa donde sufrió un accidente y perdió varios dedos de su
mano derecha. A pesar de que su familia cubrió los gastos médicos, se encontró
en una difícil situación y volvió a trabajar en el mismo taller. Sin embargo,
el propietario decidió prescindir de sus servicios.
Sus problemas económicos y familiares se agravaron. Víctor
no encontraba trabajo y no pudo pagar una deuda de 5.000 dólares que había
adquirido con una persona que resultó ser traficante. Este hombre no le dio
otra opción que llevar drogas líquidas en su estómago como forma de saldar la
deuda. Le aseguró que no enfrentaría complicaciones y que su viaje a Malasia
sería tranquilo.
Durante su viaje, hizo escalas en Sao Paulo y Dubái antes de
llegar a Malasia. En ese momento, él no sabía que en ese país se aplicaba la
pena de muerte por narcotráfico, según su testimonio recogido por la BBC News
Mundo.
Cinco policías lo siguieron y lo interceptaron cuando
recogió su maleta, pero no encontraron sustancias controladas en ella. Fue
llevado a un hospital y después de dos días, el boliviano no pudo aguantar más
y expulsó la droga. Se puso en contacto con su novia a través de Facebook y le
informó que había sido detenido. El 27 de octubre de 2013, su familia supo que
había sido arrestado en Malasia.
Su madre y sus hermanas recurriendo a medios de comunicación
nacionales e internacionales, así como al Gobierno de Bolivia, para pedir una
“oportunidad de vida” para Víctor. Su caso se dio a conocer a principios de
2018 y las autoridades bolivianas iniciaron gestiones para apelar la sentencia
y para evitar la pena de muerte, aprovechando las oportunidades diplomáticas
que otorgan las normas de Malasia.
En julio de 2019, después de una audiencia de apelación que
duró tres horas, el abogado defensor Hamrul Hissam logró que la condena fuese
revertida y que Víctor fuese trasladado a una celda de Migración para ser
expulsado de vuelta a Bolivia.
DEL SUEÑO DEL MODELAJE A LA TRAGEDIA
Magalí Sara soñaba con convertirse en modelo y alcanzar el
éxito, pero su vida se convirtió en una pesadilla. Al llegar al aeropuerto de
Kuala Lumpur en Malasia, fue detenida por la policía tras encontrar más de dos
kilos de cocaína en su maleta. Esto sucedió el 11 de septiembre de 2019 y,
después de casi tres años de proceso, logró evitar la pena de muerte. En agosto
de 2022, fue condenada a nueve años de cárcel, de los cuales ya ha cumplido más
de la mitad, considerando que un año penal equivale a ocho meses.
Magalí, de tan solo 26 años, fue víctima de trata de
personas y tráfico de drogas. La red que la captó la obligó a cometer este
grave delito bajo amenazas de muerte y daño a su familia. En agosto de 2019,
recibió una oferta para modelar en Asia y creyó que era la oportunidad que había
estado esperando para cumplir su sueño de brillar en las pasarelas. Parecía que
todo estaba en orden.
La comunicación con Julia C.K., la mujer que la contactó a
través de Facebook, se hizo más frecuente. Julia, quien posteriormente fue
detenida por narcotráfico en Brasil, convenció a Magalí de que viajara. La
joven dejó todo atrás en Cochabamba y se dirigió a Santa Cruz. Desde esa
ciudad, se comunicó con su madre el 30 de agosto y luego desapareció durante
varios días. Nadie tenía noticias de ella.
Fue el 1 de septiembre cuando su madre reportó su
desaparición. Lo último que supo de su hija es que estaba en Santa Cruz. No
tenía idea de que Magalí había cruzado fronteras hasta el fatídico 11 de
septiembre, cuando recibió una llamada de su hija. En medio de la angustia,
Magalí le comunicó que estaba detenida en Malasia y que había sido amenazada de
muerte para realizar ese viaje. “¡Mami, ayúdame!” fueron algunas de las últimas
palabras que la joven le dijo antes de colgar el teléfono.
A partir de ese día, la madre de Magalí comenzó a vivir una
pesadilla. Se descubrió que su hija había salido del aeropuerto de Viru Viru en
Santa Cruz, haciendo escalas en São Paulo, Brasil y Dubái, Emiratos Árabes,
antes de llegar a Malasia. Durante una de esas escalas, un hombre de
nacionalidad africana la esperaba, tal y como había sido planeado por la red de
trata de personas. Esta persona le entregó la maleta con droga para que
continuara su viaje y luego desapareció del lugar.
La boliviana siguió las instrucciones y la ruta por miedo a
que le hicieran daño a ella o a su familia. Los traficantes estaban
monitoreando cada uno de sus movimientos. Julia dio instrucciones a Magalí para
asegurar que el paquete llegara a destino sin problemas, pero su víctima fue
capturada por los agentes policiales en Kuala Lumpur.
Julia C.K. fue detenida el 1 de agosto de 2022 en Llallagua,
Potosí, Bolivia. Ella forma parte de una red internacional de trata y tráfico
de personas, y tiene antecedentes por narcotráfico en Brasil.
De acuerdo con las investigaciones policiales, la red que
captó a Magalí es una “asociación delictiva intercontinental” con base en
Mozambique, África. Su principal mercado objetivo son India y Tailandia.
SIN SENTENCIA
Ana Carola, de 26 años, es madre de dos niños y fue reclutada
por una red de narcotraficantes quienes le ofrecieron 500 dólares por llevar
cocaína líquida impregnada en su equipaje hasta Sri Lanka, un país insular
ubicado en el continente asiático donde el narcotráfico se castiga con la pena
capital. Sin embargo, al llegar al Aeropuerto Internacional de Bandaranaike,
fue capturada por agentes aduaneros de la Unidad de Control de Estupefacientes
quienes encontraron 4.6 kilogramos de droga en su maleta. Esto ocurrió el
pasado 1 de marzo y desde entonces, está siendo procesada por tráfico de
sustancias controladas. Aunque el Gobierno comunicó que la boliviana está
siendo procesada por narcotráfico, no se ha dictado sentencia.
El Gobierno prometió hacer seguimiento de su caso, pero no
se ha conocido más información del caso de Ana Carola, nacida de Montero. Se
sabe que la mujer partió a finales de febrero, diciendo que iba a trabajar en
Brasil, pero no dio más detalles. Dejó a sus niños al cuidado de su prima y no
informó a su madre, Matilde, quien tiene cáncer de cuello uterino, que estaba
saliendo del país, probablemente para no preocuparla. Su última comunicación
con su madre fue el 26 de febrero.
De acuerdo a las investigaciones aduaneras, este era el
primer viaje al extranjero de Ana Carola. Fue su primer permiso de vuelo
emitido por el Gobierno boliviano en el mes. La boliviana voló desde Brasil con
la droga y tuvo escalas en Dubái antes de llegar al Aeropuerto Internacional de
Bandaranaike en un vuelo de Emiratos.
Según su testimonio a las autoridades de Sri Lanka, una
persona debía esperar su llegada y recoger el equipaje con la droga en el
edificio de la terminal del aeropuerto de Katunayake.
La División de Control de Estupefacientes de la Aduana de
Sri Lanka considera que la concentración de cocaína que transportaba la
boliviana es bastante alta. El valor de la droga incautada asciende a 230
millones de rupias, equivalentes a 635 mil dólares.
MATERNIDAD ENTRE REJAS
Karen C.L.V., de 36 años, tiene cinco meses de embarazo. Fue
detenida en septiembre de este año en Camboya. Arribó al aeropuerto
internacional de Phnom Penh con más de cuatro kilos de cocaína. Actualmente, se
encuentra en una cárcel del país del sudeste asiático esperando que su
situación se resuelva, pues aún no tiene una sentencia. Su familia busca su
extradición.
Opinión
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