Desde este jueves, los transportes públicos serán gratuitos para los 500.000 habitantes de la ciudad de Montpellier, en el sur de Francia, una de las mayores urbes europeas en optar por esta iniciativa.
En Europa, Luxemburgo, con 650.000 habitantes, decidió que
el transporte público en el país fuera gratuito desde 2020, al igual que la
capital de Estonia, Tallín (445.000 habitantes), en 2013.
En Francia, una cuarentena de municipios ya han dado este
paso, entre ellos Dunkerque, en el norte, pero todas estas localidades tienen
menos población que Montpellier y su aglomeración.
"La gratuidad de los transportes es una idea del
compromiso europeo, del Green New Deal: el clima y el poder adquisitivo",
explicó el jueves a la AFP el alcalde de Montpellier, el socialista Michaël
Delafosse.
Antes de esta medida, la factura anual total de transporte
urbano para una pareja con dos hijos se elevaba a 1.472 euros.
"A la vista del precio de la gasolina, esta medida
puede ayudar a reducir el uso del coche", comentó a AFP Audrey Benezech,
de 46 años y directora de una agencia de viajes.
La gratuidad se impuso poco a poco en esta ciudad del sur de
Francia.
En 2020 se desplegó los fines de semana para todos los
habitantes de la aglomeración, y en 2021 se amplió a toda la semana para los
menores de 18 años y los mayores de 65.
Desde este jueves por la tarde, se ofrecerá a todos los
habitantes pases gratuitos, disponibles en teléfonos inteligentes o mediante
tarjeta.
El usuario dejará de validar su título de transporte pero
deberá justificar, en caso de control, un pase válido, renovable cada año con
un justificativo de domicilio.
"Hemos equipado todos los trenes de tranvía con
dispositivos de conteo. Cuentan, gracias a un haz luminoso, el número de
personas que entran y salen. Esto nos ayudará a objetivar nuestra política de
gratuidad", explica Julie Frêche, vicepresidenta delegada de Transportes.
Antes del inicio de la implantación de esta gratuidad, los
abonados al transporte público eran 86.000, según cifras obtenidas por la AFP.
A mediados de diciembre, a pocos días del lanzamiento de la gratuidad, eran
260.000.
Tanto para los no residentes de Montpellier como para los
turistas, el billete, de 1,60 euros (1,75 dólares) por unidad, seguirá siendo
de pago e incluso podría aumentar de precio.
Para compensar la pérdida de ingresos en la taquilla, la
municipalidad se apoyará en un impuesto adeudado por las empresas de más de 11
asalariados, que progresa desde hace tres años.
También prevé un ahorro de casi dos millones de euros (2,20
millones de dólares) gracias a la supresión de los validadores de billetes y,
por tanto, de su mantenimiento.
Agencias
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