Muy temprano las brigadas se dirigieron a San isidro, para luego ir con el beneficio hasta San Francisco del Inti y a Villa San Antonio. En cada domicilio, las personas de la tercera edad esperaron su canasta protegidos con un barbijo y pusieron una fuente con agua y jabón para desinfectarse las manos.
Estas medidas de bioseguridad fueron socializadas por las brigadas móviles de la canasta y ahora son acatadas con beneplácito por la mayoría de los beneficiarios. En San Isidro, doña Clementina afirmó que todos deben cuidarse de esta pandemia, quedándose en casa y esperando su canasta.
Asimismo, comunicó que ella vive sola y que no tiene otros ingresos, porque antes de la pandemia se dedicaba a vender algunas verduras en la puerta de su casa; sin embargo, con la cuarentena tuvo que cerrar todo. “Ahora con mis canastas estoy tranquila, me alcanza porque estoy solita”, complementó.
En otros domicilios, los adultos mayores manifestaron que compartirán los alimentos con su familia, puesto que en este tiempo todos, hijos, padres y abuelos deben cooperar para que la familia se sustente. Vivo con la familia de mi hijo, voy a darles también a mis nietitos”, afirmó don Roberto.
A lo largo del recorrido, cada adulto mayor que recibió el beneficio procedió a controlar la cantidad de los productos y el estado de los mismos, para luego firmar su acta de recepción con la conformidad correspondiente. Doña Santusa dijo que le será de gran ayuda porque ya casi no tiene provisiones.
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