Carlos Lema, secretario de Desarrollo Social, afirmó que el servicio ha llegado a descongestionar la atención de la oficina central, además de garantizar mejores condiciones para cuidar la salud de los beneficiarios, respetando las medidas de bioseguridad.
Lema hizo hincapié en que las beneficiarias y los beneficiarios del Bono Esperanza tienen 90 días, a partir del miércoles 1 de julio, para efectivizar el cobro de los 500 bolivianos; pero también, hay un plazo vigente de 75 días para que las personas que tienen observaciones puedan ser habilitadas en la base de datos, previa presentación sus documentos.
“El bono fue una decisión del gabinete del ejecutivo regional, José Quecaña, con el objetivo de aliviar la crisis económica que ha provocado la paralización de actividades laborales. Frente a esta necesidad estamos trabajando para que la población acceda al beneficio sin poner en riesgo su salud”, dijo.
La fila que se formó en este punto, casi en una hora, se redujo a menos de la mitad por la agilidad con la que procedieron en el pago; dando, de ese modo, conformidad a la mayoría de las personas que se hicieron presentes para cobrar los 500 bolivianos.
Al salir de la estación, muchos de ellos expresaron que no tuvieron que llegar muy temprano y que tampoco esperaron mucho para que los atiendan.
“Llegué a las 7 de la mañana, pensé que tal vez no iba a alcanzar a cobrar, pero tardé sólo una hora o algo más”, señaló doña Irma, vecina de la zona, a tiempo de explicar que comprará leche y carne para sus niños.
Desde Campo Grande, Vicente que llegó en bicicleta a eso de las 8 de la mañana, cerca de las 10:00 a.m. ya cobró el monto que le permitirá a él y su familia aprovisionarse de víveres. “Hemos estado parados en el trabajo durante este tiempo, por eso, es valorable la decisión que tomó la autoridad de cancelar un bono, será de mucha ayuda”, comentó.
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