El humorista argentino Tato Bores decía que en política siempre la culpa
es del otro, del oponente, del que no comparte ideas. Esto, claro está, lo
decía especialmente sobre los políticos en general. Pero también está la
conducta de confrontaciones, acusaciones y ataques verbales –lo que es malo,
por cierto– que vino sucediendo en Bolivia entre los años 2006 y 2019. Ahora,
se repite la conocida agresividad, sin ningún provecho. El gobierno de Luis
Arce Catacora repite esa conducta.
En efecto, por el problema de la insuficiente provisión de vacunas
contra la Covid-19, las declaraciones de altos dirigentes políticos
oficialistas, incluyendo al propio Presidente, buscan otros culpables de esta
grave carestía que afecta cualquier esfuerzo para luchar contra la pandemia.
Hay una serie de acusaciones contra los gobiernos capitalistas: los países
ricos acaparan el 80% de las dosis. La acusación principal es a EEUU. Y, aun en
lo interno, se ofende a una región del país cuando se dice que las vacunas solo
son para el pueblo, no para la “oligarquía tarijeña”.
La declaración del entonces candidato, ahora presidente de Bolivia,
afirmaba que nuestro país se dirigía a establecer el modelo socialista cubano.
Esto, explica que se haya reiniciado una serie de torpes acusaciones al
gobierno de EEUU.
Sorprende que haya una especie de competencia entre las autoridades para
echar la culpa “al otro”. En esto de buscar la manera de culpar, hay algunas
diferencias, pero siempre, para los acusadores la culpa es ajena; es de los países
que están manejando el problema de la pandemia, por sus eficientes sistemas de
salud.
El problema radica en la escasez de vacunas contra la Covid-19. Lo que
es verdad, pero no se admite que resulta de la falta de un buen manejo de la
administración de la salud en el país. Mientras tanto, el Presidente, pese a
haber reconocido que hay escasez de vacunas, culpa de ello a los países ricos.
Esta es una de las excusas: “Estamos tropezando con los contratos que hemos
firmado con las proveedoras de vacunas, no se cumplen porque sencillamente no
hay la cantidad necesaria que ellos mismos se comprometieron a vendernos”.
Pero se endurecieron las acusaciones. El Ministerio de Salud afirma: “El
Gobierno, mediante el ministro de Salud y Deportes, Jeyson Auza Pinto, denunció
que países capitalistas están privando al mundo el acceso a las vacunas contra
la Covid-19, e hizo un llamado a sus homólogos de Latinoamérica a pronunciarse
y trabajar en unidad y no de manera aislada”. “Este día debemos denunciar al
mundo el genocidio disimulado que impone sobre nuestros pueblos el capitalismo
inverecundo”. Esta afirmación involucra a EEUU, que anunció que enviará a
Bolivia cinco millones de dosis de vacunas contra la Covid-19. La acusación a
los países capitalistas, tiene trascendencia negativa, y la Cancillería no
detiene las furiosas declaraciones de otros organismos nacionales. Su tarea en
este caso es llamar a la sensatez y buscar soluciones diplomáticas, sin entrar
en acusaciones de dudosa veracidad. Con ataques e insultos no se consigue la
buena voluntad de nadie.
El autor es exembajador de Bolivia.
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