Hace ocho días se llevó a cabo el balotaje para elegir gobernadores en
cuatro departamentos: Chuquisaca, La Paz, Tarija y Pando. Ninguno de los
contendientes había obtenido en la primera vuelta más del 50% de los votos,
como exige la ley, para ganar la gobernación de su departamento. Los
resultados, para el común de los ciudadanos, resultaron sorpresivos, porque no
se esperaba una derrota tan generalizada del oficialismo. Es que el MAS perdió
en los cuatro balotajes.
Este resultado muestra el deterioro del apoyo al Movimiento al
Socialismo. El tiempo de su popularidad avasallante, quedó atrás. Y lo visible,
ahora, es que la torpeza política y los casos de corrupción, continúan. Esto
sucede, recientemente con un ministro que, ante la notoriedad del delito, ya
fue encarcelado y está siendo procesado.
Hasta aquí los hechos más notorios, pero hay otras razones, que
requieren de análisis para establecer las causas de la aguda e insólita rapidez
en la pérdida de popularidad del MAS. Una de ellas es la más notoria: el
desgaste de más de 14 años de gobierno además de los reiterados casos de
corrupción y matonaje político.
Además de lo anterior, el expresidente y también exjefe de campaña
electoral, ejerciendo su poder interno fue armando candidaturas claramente
impopulares. Esto se produjo, especialmente donde hay un notorio liderazgo de
la expresidenta del Senado, Eva Copa, pero se eligió a otro candidato a alcalde
de la ciudad de El Alto, que es una de las causas de una derrota inédita, ésta
en la primera vuelta.
Pero no solamente se trata de un mal manejo en la selección de
candidatos masistas –muchos resistidos– sino también de la decepción
generalizada por la ineptitud e imprudencia del presidente Luis Arce Catacora
que, siendo candidato, anunció que Bolivia, bajo su gobierno, se dirigiría a
establecer un régimen inspirado en la dictadura comunista de Cuba.
Ciertamente la victoria abrumadora de Eva Copa en El Alto, es parte del
deterioro electoral del MAS. Hay, que repetirlo: hubo general decepción.
Mientras tanto, siguen acumulando errores: Declaraciones agresivas de
una Cancillería poco experimentada que ofende a organismos y países amigos, una
administración de justicia ciegamente obediente al Gobierno, masacres blancas
en la administración del Estado y la persistencia de casos de corrupción. Por
añadidura, Arce Catacora proclama que “las vacunas son para el pueblo, no para
la oligarquía tarijeña”.
En América Latina se repiten los casos de desaparición de partidos
políticos, unos por rechazo generalizado a objetivos y programas y otros que no
resistieron la advertencia de lord Acton: “El poder tiende a corromper y el
poder absoluto corrompe absolutamente”. El empeño del MAS fue, y es, lograr el
absolutismo de un líder que pretendía quedarse para siempre.
Y lo más grave para un Gobierno sin luces, que procura reeditar el
oscuro pasado de 14 años, es que no ve cómo disminuye el apoyo ciudadano y
crecen las defecciones y el descontento, los recientes balotajes adversos al
régimen lo confirman. Y no saben prender las luces de advertencia de su agudo
deterioro.
El autor es exembajador de Bolivia
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