La fotografía de tres jóvenes ejecutados frente a un muro en
el municipio de Coyuca de Benítez, Guerrero, en 2017 recordó a México una
realidad que a juicio de muchos ha sido ignorada: los menores de edad empleados
para distintas tareas dentro de las filas de la delincuencia organizada.
Agencias
La muerte de un bebé de un año en la masacre de Minatitlán,
Veracruz, el fin de semana y la aparición de uno más y su hermanito heridos
luego de que un comando armado ejecutará a las dos mujeres con las que
viajaban, en Comalcalco, Tabasco, desató el debate de por qué ahora los niños
también se han convertido en víctimas de la venganza entre cárteles y grupos
delictivos.
En medio de la guerra contra el narco, los cárteles
respetaban de la vida de los menores de edad, pero ante el aumento en el
reclutamiento y lo valiosos que resultaron para algunas mafias, los ajustes de
cuentas llegan hasta ellos por igual.
Cifras proporcionadas por la Red por los Derechos de la
Infancia (Redim), señalan que los niños y adolescentes que viven en zonas con
alta presencia de los cárteles como los estados de Tamaulipas, Chihuahua,
Sinaloa, Guerrero o el Estado de México, tienen 30% más de posibilidades de ser
asesinados.
La edad de imputabilidad penal en el país aplica a partir de
los 18 años, por ellos los cárteles utilizan lo más que pueden a sus jóvenes
reclutas antes de que alcancen la mayoría de edad. “En México por ejemplo,
algunos análisis estiman que hay por lo menos 30,000 niños y adolescentes menores
de 18 años que cooperan activamente con la delincuencia organizada en
actividades que van desde la extorsión y el tráfico de personas hasta la
piratería y el narcotráfico”, destaca el informe Violencia, niñez y crimen
organizado, publicado en 2015 por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH).
Según el documento, entre los 9 y 10 años los niños empiezan
a tener actividades criminales como traficantes (de drogas o armas pequeñas) o
de personas. También son usados para realizar asaltos, agresiones y secuestros.
En el caso del tráfico de personas, cuando tienen esta edad
los niños son los encargados de informar a los grupos criminales sobre los
movimientos de la policía fronteriza y el número de migrantes que viajan en los
trenes que los llevan a distintos puntos de cruce.
Desde los 12 años son usados para cuidar las casas de
seguridad. Mientras que a partir de los 16 años se les encomiendan tareas más
violentas, como su participación en secuestros y asesinatos.
En el tema del narcotráfico son útiles en toda la cadena de
la industria: los más pequeños trabajan como vigilantes o en la recolección,
los más grandes se ocupan del traslado de la droga.
Las niñas participan en el empaquetamiento de la droga.
“En Sinaloa necesitan a los chicos para esclavizarlos y
hacer levantamiento de mariguana, a los niños en Guerrero los necesitan para
raspar el bulbo de la amapola. El reclutamiento es automático”, señaló a
Infobae en su momento el director de Redim, Juan Martín Pérez.
No hay comentarios.: